La evidente guerra entre el Ejército de Liberación Nacional (Eln) y el Ejército Popular de Liberación (llamados ‘los Pelusos’), que se mantiene desde hace más de un mes en el Catatumbo, fue aprovechada por Gelacio Herrera Nemerayema, un traficante de armas que proveía, además del Clan del Golfo, a estos dos grupos que delinquen en Norte de Santander.
“Él se dio cuenta de que esa disputa se venía venir muy pronto, por lo que aumentó la venta de armas a esos grupos durante el primer trimestre del año”, dijo un investigador judicial que le siguió el rastro al ‘Señor de la Guerra’, o ‘El Indio’, como conocen a Herrera.
‘El Indio’ no escatimaba esfuerzos para crecer su imperio criminal a través del tráfico de armamento, munición y hasta material de intendencia como uniformes y los elementos necesarios para combatientes, aprovechando su experiencia en el Ejército, de donde salió retirado como sargento segundo.
Su trayectoria delictiva se inició hace al menos 10 años, cuando llegó a Cúcuta proveniente del Amazonas, de donde es oriundo. Con el tiempo estableció una alianza con el Clan del Golfo, por la cercanía que tuvo con las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), lo que le permitió posicionarse en el negocio de armas.
“Daba la señal cuando un armamento estaba en condiciones de ser adquirido. Nada se movía en armas o municiones sin el aval del ‘Señor de la Guerra’”, dijo el investigador.
Los amplios conocimientos de Herrera en armamento hicieron que el Clan del Golfo lo incluyera como cabecilla logístico en esta zona del país, encargado de este negocio.
¿Cómo traficaba las armas?
Los miembros de la compañía Antinarcóticos de la Policía rastrearon durante un año a ‘El Indio’, conociendo su accionar y su amplia capacidad para proveer de armamento de corto y largo alcance a los grupos ilegales que confluyen en Norte de Santander.
Los investigadores concluyeron en que Herrera convirtió a Venezuela como su mayor proveedor de armas y munición, con la complicidad de miembros corruptos de las Fuerzas Armadas del vecino país.
Sin embargo, a los puertos del Pacífico colombiano llegaban con frecuencia barcos cargados con armas provenientes de Estados Unidos y Centroamérica (Costa Rica, especialmente) y de República Dominicana.
“Enviaban las armas por piezas, para evadir el control de las autoridades. Descubrimos que las ‘encaletaban’ en neveras, lavadoras y en diferentes electrodomésticos”, aseguró el investigador.
Herrera se apoderó del tráfico de armas por las fuertes finanzas que arrojaba este negocio, debido a que solo por una ametralladora cobraba entre 50 y 60 millones de pesos.
Entre el tipo de armamento que traficaba ‘El Indio’ están pistolas, fusiles AK 47 y Galil calibre 5.56, ametralladoras M60, Browning calibre .50 y morteros de 45 y 60 milímetros, así como abundante munición para estas armas.
Expansión y escondites
Las autoridades aseguraron que Herrera, de 52 años, incrementó su negocio con el Eln y ‘los Pelusos’ desde hace aproximadamente un año, sin importarle que esto le generaría problemas con el Clan del Golfo.
El Indio rechazó el ofrecimiento de esta organización para convertirse en cabecilla de algunas comisiones que delinquen en Antioquia, por su preferencia con el tráfico de armas, lo que le dejaba muchas más ganancias.
“Lo citaron a Medellín para ofrecerle estas comisiones, pero las rechazó y continuó traficando municiones y armas”, aseguró la fuente judicial.
Desde entonces, ‘El Señor de la Guerra’ empezó a tener inconvenientes con los miembros del clan, por lo que las autoridades no descartan que lo estuvieran buscando para asesinarlo.
Por esto, Herrera cambiaba de domicilio cada 15 días, en diferentes sectores de Cúcuta.
Además, tuvo problemas con miembros del Eln, por fallarles en uno de los negocios de armas, lo que también lo convirtió en objetivo de la guerrilla.
Se supo hace poco, que estaría intentando buscar refugio en Venezuela.
La captura
A mediados de abril, uniformados de la Dirección de Antinarcóticos de la Policía, arribaron en la madrugada a una casa ubicada en el barrio Las Américas, donde se escondía Herrera para capturarlo.
Los policías adelantaron la operación con sigilo, con la precaución de no cometer ningún error para que ‘El Indio’ no aprovechara un descuido para huir, como lo había hecho en una oportunidad, cuando las autoridades llegaron a capturarlo en un edificio donde vivía, y prefirió saltar desde un tercer piso para escapar de la redada.
En otra ocasión, el ‘Señor de la Guerra’ también escapó de la cárcel. A Herrera, las autoridades lo habían capturado por tráfico de estupefacientes, cuando le hallaron cocaína en su poder.
Por ahora, Herrera permanece detenido, respondiendo por tráfico de armamento, con lo que la Policía espera contrarrestar este llamativo negocio criminal.