El jueves en la tarde llegaron al Instituto de Medicina Legal en Cúcuta dos cuerpos descompuestos, hallados en un tramo de la carretera entre la vereda Agua la Sal con El Zulia.
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El perturbador hallazgo se dio cuando unas personas se movilizaban por esa vía y observaron a lo lejos los dos cadáveres. Una funeraria se encargó de llevarlos hasta la morgue del Cementerio Central.
Horas después, varias personas arribaron hasta la morgue para consultar si allí habían traído dos mineros, pues ellos eran los familiares y les habían informado que sus seres queridos murieron en un accidente en la mina de carbón en la que laboraban.
“Nosotros nos enteramos y buscamos en el hospital de El Zulia, pero nadie nos dio respuestas, por lo que fuimos a Medicina Legal y nos dijeron que habían traído dos muertos, luego nos mostraron unas fotos de las caras y los reconocimos”, aseguró un familiar.
Los forenses les dijeron que sí habían llegado dos cuerpos, con ropa de trabajo, pero no estaban identificados, que no solamente necesitaban que la familia los reconociera sino las huellas dactilares para confirmar la plena identidad de las víctimas.
Los cuerpos resultaron ser de Eyomar Antonio Díaz La Cruz, de 42 años, y Edgardo Alfonso Petaquero, de 44, oriundos del estado Guanare (Venezuela), y trabajaban en una mina de carbón de El Zulia, al parecer ilegal.
¿Cómo se dio el accidente?
Los familiares contaron que Eyomar y Edgardo murieron el miércoles hacia la 1:00 de la tarde, cuando los mandaron a revisar un socavón y uno de ellos se resbaló, empujando al otro.
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“Nos dijeron que uno se llevó al otro, cayeron y de manera inexplicable quedaron ahí atrapados hasta que los gases del socavón los mataron, pero nosotros no creemos esa versión de los hechos porque los forenses nos dijeron que no tenían heridas ni golpes”, dijo un familiar.
Y añadió que entre los mineros formaron una cuadrilla que ingresó al socavón, sacó los cuerpos y luego los dejaron en la carretera.
Los vieron por última vez
Ayer en la mañana, mientras esperaban afuera de la morgue, los allegados protagonizaron momentos de dolor e indignación, pues los forenses les dieron la mala noticia que las huellas dactilares de Edgardo Petaquero, que solicitaron a las autoridades venezolanas, no son legibles y no podían entregar ese cuerpo.
“Las huellas deben ser legibles, las entregan las autoridades venezolanas luego que los familiares las soliciten, por eso es importante que ese proceso se haga rápidamente para confirmar si el cadáver es el del señor y entregarlo”, les dijo un funcionario de Medicina Legal a los allegados ayer.
El cuerpo de Eyomar Díaz sí fue entregado a los familiares, quienes lo vieron por última vez por breves momentos, pues debido a la descomposición será velado en un ataúd sellado, en Venezuela, mientras que a Edgardo lo sepultaran en un camposanto de Cúcuta.
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¿Quiénes eran las víctimas?
Eyomar tenía dos semanas de haber llegado a Colombia, pues trabajó durante muchos años como coordinador de seguridad de una aerolínea de Venezuela, pero cruzó la frontera con la esperanza de un mejor futuro.
Su primo Edgardo tenía cerca de dos años en el país, llegó para trabajar como albañil, precisamente un día fue a hacer un trabajo en la mina y le propusieron laborar como minero, a lo que él aceptó.
“Él le dijo a Eyomar que trabajara como minero, que así iban a ganar dinero para apoyar a sus familiares, pues ellos le enviaban dinero a sus seres queridos en Venezuela. Siempre estuvieron juntos y murieron en el mismo momento y lugar”, dijo en medio de las lágrimas un allegado.
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