Según los datos del Center for Countering Digital Hate, (Centro para contrarrestar el odio en Internet), antes de la compra de Twitter por parte de Elon Musk, las cuentas verificadas o con insignias azules eran de personas como periodistas, celebridades y por supuesto miembros del gobierno.
Sin embargo, después de la adquisición, esto cambió radicalmente, debido a que en la actualidad una persona puede adquirir su verificación pagando 8 dólares al mes, está insignia no sólo genera un status, si no también permite que el algoritmo de Twitter potencie sus publicaciones para hacerlos más visibles dentro de la misma.
Esta transformación de la plataforma, genera que la desinformación aumente en cuentas de pago que están verificadas. En Latinoamérica actualmente diversos países como Perú, Chile y Colombia tienen proyectos y leyes que buscan regular la desinformación, sobre todo aquella información que trata temas políticos en épocas electorales, ya que pueden generar confusión, alertas o pensamientos erróneos en la población con respecto a diversos temas.
Marcos Antón, Consultor, doctor en Comunicación y profesor e investigador en la Universidad Internacional de Valencia - VIU, indica que este tipo de fake news ocurren en todo el mundo y es casi imposible que este tipo de comunicaciones no se filtren. “Cabe destacar que en algunos países latinoamericanos los medios generalistas privados o públicos tienen una posición muy débil de mercado frente a los nuevos medios.
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Por este motivo, el consumo de medios alternativos es más frecuente y directo por parte de la población, en los que a veces existen menos filtros periodísticos en el tratamiento y comprobación de fake news. También hay algunos países de LATAM tradicionalmente más tolerante a titulares sensacionalistas o tendenciosos en sus medios, lo que puede dificultar la detección de las fake news por parte de los lectores”.
A continuación, el experto de VIU brinda cinco recomendaciones que funcionan como una lista de comprobación para poder como usuarios analizar la información que estamos recibiendo a través de los diferentes canales y redes sociales, que hoy por hoy son bastantes:
¿El titular te asusta o enfada? Es probable que, si provoca esa reacción en el lector, haya una intención desinformativa detrás.