Las desigualdades profesionales, el trabajo no remunerado, el exorbitante aumento en los casos de violencia y acoso femenino, más las presiones que la sociedad impone a la mujer, provocan una fuerte inequidad. A su vez, el pasado año de pandemia demuestra que las mayores consecuencias fueron sufridas por ellas, ya que las obligaciones de las mujeres aumentaron, provocando una saturación entre el trabajo, las tareas domésticas y la crianza de los hijos.
Un dato a destacar que surge de los resultados es que en algunos aspectos y cuestiones personales la equidad va en aumento. Por ejemplo, al momento de consultar sobre las tareas del hogar, el 42% de los encuestados confirma que se las dividen entre la pareja; lo mismo pasa con la crianza de los hijos: el 58% las comparte, mientras que el 30% aún considera ambas responsabilidades un tema femenino.
Además del trabajo, las tareas del hogar y la crianza de los hijos, son necesarios los momentos de ocio, para desconectar y dedicarse a lo que cada uno disfruta hacer. La encuesta realizada por another refleja que el 60% de los hombres gozan de tiempo libre, mientras que el 48% de las mujeres dispone de él. A esto se suma que, en promedio, las mujeres tienden a tener horarios laborales más extensos en comparación con los hombres. En México, Perú y Chile la jornada semanal supera las 60 horas.
En cuanto a quién genera un mayor ingreso en la pareja, a simple vista la situación se ve equilibrada, ya que el 68% de los encuestados dijo que perciben sueldos similares. Y, si bien durante la pandemia la ocupación laboral de mujeres en Latinoamérica tuvo una caída menos estrepitosa en comparación con los hombres, hay que considerar que muchos de los empleos destinados al sector femenino se han visto mermados por la contingencia sanitaria ante la imposibilidad de movilidad (turismo, limpieza, cuidado), lo que a la fecha tiene una proyección negativa de recuperación.
Los viejos malos hábitos que persisten
Una vez que las mujeres obtienen trabajo entran en juego los aspectos mencionados anteriormente, pero no hay que olvidarse de la instancia previa: las entrevistas laborales. El 65% de las mujeres encuestadas respondieron que a ellas les han preguntado sobre su planeación familiar, contra un 35% masculino.
Lo anterior es un claro síntoma que demuestra que para muchos empleadores la experiencia previa laboral no es tan importante: prefieren dejar pasar a la candidata indicada e ir por un hombre que no pedirá una licencia de tres meses por maternidad. Para muchos, la redituabilidad importa mucho más, lo cual es síntoma de una mirada sesgada y una empresa con pocas posibilidades de llegar a su máximo potencial.
A su vez, las mujeres viven diferentes momentos en los que se pueden sentir violentadas en un marco laboral: la encuesta detectó que el 49% de las encuestadas han dicho ser subestimadas en el entorno profesional y el 35% ha sido intimidada en su trabajo por el hecho de ser mujer.
Los efectos de la pandemia en las mujeres
Según el Informe sobre brechas de género realizado por el Dane, para el segundo trimestre del 2020 las mujeres tan sólo ocuparon el 39% de las personas ocupadas en el país. A su vez, 2,5 millones de mujeres perdieron su empleo durante el año pasado, un efecto desproporcionado a comparación de las cifras correspondientes al género masculino pues la ocupación de los hombres solo disminuyó en un 18% mientras que la de las mujeres se redujo en un 28%.
Las cifras están a la vista de todos y la brecha laboral existe. Las empresas y sus líderes son los responsables de revertir las estadísticas y dejar que las mujeres ocupen, justamente, el lugar que les corresponde. Ante este panorama, para algunas mujeres trabajar en un lugar con igualdad ya es una realidad, solo hay que seguir construyendo para extender este recorrido a nivel regional, ya que los beneficiados seremos todos.
Algunos datos positivos en el ámbito laboral
En Colombia se han adelantando marcos normativos que buscan garantizar la paridad de género en sectores públicos y privados, como es el caso del artículo 84 de paridad y cuota de género en el Nuevo Código Electoral, lo que busca tener un aumento del 50% en la candidatura de mujeres a corporaciones públicas.
Retomando el estudio, la mayoría de las personas encuestadas indicaron que en su trabajo el salario es equitativo, mientras que el 34% afirmó que ganan más los hombres. Eso puede ser una realidad para algunos, pero para muchos la situación es diferente: según el último reporte de la CEPAL, las mujeres reciben menos remuneración salarial por horas trabajadas en comparación con hombres.
Un resultado positivo es que hoy es más frecuente encontrar lugares de trabajo igualitarios en cuanto a su estructura, y que los altos cargos empiezan a ser liderados por más mujeres. La realidad social y la opinión pública colaboran, y esto se ve reflejado en que el 53% de los lugares de trabajo de los encuestados implementaron cambios para incentivar la igualdad de género, y en el 70% existe una equidad para liderar cargos directivos, ya sean hombre o mujer. El famoso “techo de cristal” sigue existiendo, pero de a poco se va resquebrajando.
Con información de Another
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