Karen Lizarazo es una de las voces femeninas que está abriéndose camino en el mundo del vallenato, un género que, aunque históricamente ha estado dominado por hombres, también ha tenido grandes representantes femeninas.
Muchos la conocieron por sus covers, especialmente por sus interpretaciones de temas de Patricia Teherán, artista a quien admira profundamente y le guarda un gran respeto.
Sin embargo, su intención es forjar su propio camino y dejar huella, honrando el legado de otras grandes exponentes del género, como Rita Fernández Padilla.
Ahora, Karen presenta 'De amor nadie se muere', un álbum de 12 canciones disponible en todas las plataformas digitales, que ella define como un manifiesto de resiliencia, amor propio y sanación.
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El título del disco es una declaración audaz que va más allá de la simple capacidad de superar una ruptura.
“El amor propio es, prácticamente, el significado de este álbum”, explicó Lizarazo.
La artista profundiza en la necesidad de sanar las heridas del pasado para fortalecerse ante las que puedan venir. Un proceso que, según ella, permite encontrar la mejor versión de uno mismo y comprender que, en efecto, “de amor nadie se muere”. Es un llamado a priorizarse, a reencontrarse, incluso cuando el dolor parece abrumador.
Este trabajo discográfico es un viaje emocional que da voz a millones de mujeres. Lizarazo se muestra sin máscaras, narrando desde la vulnerabilidad y la esperanza, desde la pérdida hasta la reconstrucción.
“Después de rompernos, podemos hacer catarsis y ver un nuevo amanecer… encontrar en nosotros mismos nuestra mejor versión”, afirmó la cantante.
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El focus track del álbum, ‘Mi mejor versión’, encapsula este mensaje central. El videoclip, grabado en el apartamento de la artista, es un testimonio íntimo de un nuevo comienzo.
Recrea una mañana posterior a una ruptura, en la que Karen decide reconectarse consigo misma, disfrutar de su autonomía y celebrar el crecimiento personal.
Un alma viajera y experimental
Aunque el vallenato es el eje de esta producción, Karen Lizarazo se aventura por nuevos horizontes sonoros. El álbum fusiona el género con música popular, regional mexicana y ritmos urbanos, dejando ver la libertad creativa de la artista.
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Grabado entre Bucaramanga y Valledupar, y compuesto en Medellín, Ciudad de México y su natal Valledupar, el disco refleja una profunda sensibilidad emocional y un espíritu nómada.
Una diferencia clave frente a sus trabajos anteriores es que, esta vez, se apersonó de la autoría de la mayoría de las canciones.
“Decidí abrirme más al público, compartir mis vivencias, mis opiniones y mis emociones reales”, reveló.
Cada letra es como una página de su diario emocional: un acto de catarsis que busca conectar y ofrecer un mensaje de sanación colectiva.
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