Como es de conocimiento general, el cambio climático es un desafío que requiere acciones urgentes, efectivas y reales. Por lo tanto, la Captura y Almacenamiento de Carbono (CAC) surge como una tecnología clave para reducir la emisión de dióxido de carbono al ambiente y así mitigar los efectos del calentamiento global.
Nuestro país es una economía profundamente vinculada al sector minero energético y con grandes oportunidades para su expansión y desarrollo, es así que se presenta la oportunidad de adoptar estas tecnología, representando no solo una responsabilidad ambiental, también una oportunidad para liderar en sostenibilidad y competitividad en la región.
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La Captura y Almacenamiento de Carbono (CAC) es un proceso que permite capturar el dióxido de carbono emitido por industrias como la energética, la del cemento y la siderurgia, para luego transportarlo y almacenarlo de manera segura en formaciones geológicas profundas. Esta tecnología ha demostrado ser efectiva en la reducción de emisiones, contribuyendo así a los objetivos de descarbonización a nivel global.
La CAC ya es una realidad a nivel mundial, citando un ejemplo de la revista Astute Analytica, Estados Unidos alberga 13 de las 21 instalaciones operativas a gran escala en el mundo, representando cerca del 40% del mercado global.
EE. UU. ha generado diferentes incentivos económicos como el crédito fiscal 45Q, el cual es un incentivo fiscal otorgado a las industrias que capturen y almacenen carbono, este incentivo otorga hasta 50 dólares por tonelada de CO₂ secuestrada, esto claramente ha estimulado inversiones, las cuales han superado los 3.000 millones de dólares.
Por otra parte, la Unión Europea ha dado su respaldo financiero a más de 200 proyectos, con inversiones estimadas en alrededor de 140.000 millones de euros y una proyección de captura de 150 millones de toneladas de CO₂ equivalente en los próximos años.
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Colombia tiene una ventaja competitiva que le permitiría aprovechar las tecnologías de CAC, debido a la naturaleza de su sector minero energético y la urgencia de cumplir con sus compromisos climáticos.
Según datos del Ministerio de Ambiente, el país ha generado alrededor de 80 millones de toneladas de CO₂ al año desde el año 2017, gran parte provenientes de industrias como el transporte y el sector minero energético.
La implementación de tecnologías de CAC en Colombia también ofrece beneficios económicos reales, es de saber que la transición hacia un modelo energético sostenible generaría empleos especializados en investigación, desarrollo e ingeniería. Además, posicionar al país como líder regional en sostenibilidad podría atraer inversiones extranjeras, diversificar la economía y fortalecer las exportaciones nacionales.
Desde una perspectiva social, la reducción de emisiones de CO₂ impactaría positivamente en la calidad del aire y la salud de las comunidades cercanas a instalaciones industriales. Un menor nivel de contaminantes atmosféricos se traduce en una reducción de enfermedades respiratorias y cardiovasculares, mejorando así la calidad de vida de miles de colombianos.
A pesar de su potencial, la adopción de la CAC en Colombia enfrenta varios desafíos. En primer lugar, los costos iniciales de instalación y operación de estas tecnologías son elevados, pero así como enfrenta grandes desafíos, así son también las oportunidades que rondan esta tecnología.
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En Europa, según lo citado por el diario la Vanguardia de España, se estima que la implementación completa de proyectos de CAC requerirá 140.000 millones de euros en subvenciones públicas. En Colombia, será crucial desarrollar incentivos fiscales y subvenciones para fomentar la inversión privada y aumentar la participación de los diferentes sectores de la economía nacional.
La falta de infraestructura para el transporte y almacenamiento de CO₂ representa un obstáculo significativo, es necesario iniciar con la creación de una red de transporte que conecte los puntos de emisión con los sitios de almacenamiento geológico, lo cual se hace esencial para garantizar la eficiencia del sistema, además, es necesario establecer un marco regulatorio claro y coherente que brinde seguridad jurídica a las empresas y promueva la adopción de estas tecnologías, incluyendo la definición de normas para la identificación de sitios de almacenamiento, la supervisión de la seguridad y el monitoreo de posibles fugas de CO₂.
La captura y almacenamiento de CO no se presenta como una solución mágica, pero sí es una herramienta en la lucha contra el cambio climático. Para el sector minero-energético colombiano, representa una oportunidad única para liderar en sostenibilidad, mejorar la competitividad y garantizar un futuro más sostenible y saludable para las generaciones venideras.
Con una planificación adecuada, inversiones inteligentes y una colaboración efectiva entre el sector público y privado, Colombia puede convertirse en un referente regional en la aplicación de tecnologías de captura y almacenamiento de carbono, demostrando que el desarrollo económico y la protección ambiental pueden y deben ir de la mano.
Redacción ingeniero químico Juan Pablo Agudelo Silva, consultor minero energético, especialista en Derecho Minero Energético y magister en Ciudades Inteligentes.
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