Mientras el mundo avanza en el proceso de descarbonización, es decir, en una reducción progresiva del uso de combustibles fósiles, en Colombia está causando polémica una propuesta para cesar nuevos contratos de exploración petrolera.
Desde el punto de vista de expertos, hay varios tópicos que deben tenerse en cuenta antes de tomar una decisión de tales proporciones.
Amylkar Acosta, exministro de Minas y Energía, indicó que los datos oficiales señalan unas reservas de crudo para un lapso de cinco o seis años en el país. De ahí que sea necesario encontrar nuevos pozos para continuar con la producción.
Desde su óptica, frenar la búsqueda de nuevos yacimientos implicaría un riesgo para la autosuficiencia energética.
Tal como lo enfatizó Acosta, si se llega a agotar el hidrocarburo “tendríamos que importarlo porque nuestras refinerías demandan, aproximadamente, 360.000 barriles por día para producir los combustibles que el país requiere”.
Esto, a su modo de ver, también tendría un impacto negativo sobre el precio del dólar, porque Colombia opera bajo un régimen de “libre flotación”.
Eso quiere decir que el valor de la divisa depende, en gran medida, de su cantidad disponible para la compraventa; si hay escasez (porque ingresan menos remesas o bajan las exportaciones, que están lideradas por el petróleo) entonces se encarece, lo que tendría un efecto directo en el costo de vida para los colombianos.
Por otra parte, una menor venta de petróleo significaría un choque directo para la caja de la nación, teniendo en cuenta que “un 16% de sus ingresos corrientes derivan de los impuestos a la renta que paga la industria petrolera y otra parte procede de los dividendos pagados por Ecopetrol”, dice.
Cabe recordar que, de acuerdo con el Presupuesto General de la Nación, esos ingresos corrientes sumarían $168,8 billones para 2022.
¿Menos inversión social?
Juan Camilo Restrepo, exministro de Hacienda, sostuvo que Colombia aún no está preparada para cesar la exploración y explotación de petróleo debido a su relevancia en las cuentas públicas.
Por ejemplo, los datos del Gobierno precisan que solo entre 2021 y 2022 las regalías generadas por el hidrocarburo serán de $17 billones, y no existe, hasta ahora, una materia con capacidad para sustituir estos ingresos, cuyo destino es la inversión social en bienes colectivos como acueductos y carreteras.
“Claro que se debe seguir avanzando en la transición energética, pero la vía razonable no es cesar la exploración, hay que ir encareciendo el uso de los combustibles fósiles para que se dé una disminución en la demanda”, añadió.
Por su parte, el presidente de la Asociación Nacional de Ingenieros de Minas, Rubén Mojica, apuntó que el mundo sigue dependiendo del crudo para generar energía.
Vender menos petróleo a otros países implicaría recibir menos dólares y se encarecería el valor de esa moneda debido a una menor cantidad disponible para la compraventa. Esto derivaría en un mayor precio en los importados, como los insumos para el agro y bienes comercializados por el comercio.
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