Los más recientes resultados sobre el perfil económico de los productores de palma de aceite en Colombia, arrojó que el 31% de los productores que tienen la propiedad del cultivo son mujeres, superior al promedio nacional, entre el 25% y el 28%.
A esto se suma que un poco más del 14% del empleo directo es ocupado por mujeres, lo que indica que este grupo etáreo tiene una participación activa en la agroindustria de la palma, tanto en cargos administrativos como en tareas operativas.
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María Rueda, líder social de Fedepalma, informó que la mano de obra femenina aumentó en los últimos años, pero también en laboratorio, extensión e investigación. “El objetivo es que ellas entren capacitadas para que puedan competir en igualdad de condiciones”.
“Esta es una oportunidad interesante para la mujer rural y queremos que la vinculación de mujer como productora en cualquiera de las escalas, o como empleada, es cerrar la brecha con capacitación, sin importar el cargo que se oferte dentro del sector”, afirmó Rueda.
Alcibiades Córdoba, líder de fortalecimiento de asistencia técnica de Cenipalma, explicó que no es común encontrar mujeres en actividades que se asocian con los hombres; por eso, la palmicultura inclusiva rompe ese mito, con proyectos de alianzas productivas.
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“Hoy en palmicultura estamos superando esa tasa de participación del 31%, estamos casi llegando al 32%. Vemos también que el 23% de las mujeres tienen la jefatura del hogar, es decir, tienen la decisión sobre los ingresos que llegan al hogar”, explica Córdoba.
Según el estudio del perfil socioeconómico de los productores de palma de aceite, las mujeres juegan un papel importante en el relevo generacional, porque son más jóvenes y más del 60% de la población palmicultora de Colombia está sobre los 55 años de edad.
“Las mujeres nos pueden ayudar en esa transición, a que la familia y los hijos vuelvan. Ellas tienen el poder para que los hijos regresen al hogar, al campo; vayan conociendo ese negocio y a su vez tomen esos roles que tienen los hombres que ya están muy viejos”, afirmó Córdoba.
Mujer Catatumbo
Al analizar el perfil socioeconómico de los palmicultores por regiones, se evidencia que las condiciones de liderazgo de la mujer en la región del Catatumbo, en Norte de Santander, son diferentes a las de sus pares en el resto del país.
Catatumbo es catalogado como una zona compleja donde la palmicultura ha sido la salida al conflicto armado y donde la concentración de las mujeres cabeza de hogar es más fuerte, porque los hombres han estado más inmersos a los asuntos de violencia.
“Debido a esta situación, a las mujeres les ha tocado asumir ese liderazgo, pero también un renacer con la oportunidad que le ofrece el cultivo de palma de sacar su familia adelante, y una oportunidad diferente a los cultivos ilícitos, a la coca”, señaló Córdoba.
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Sobre la migración de mano de obra joven hacia las ciudades, el líder de fortalecimiento de asistencia técnica de Cenipalma, explicó que hay una gran preocupación porque las familias se están quedando solas y los hijos se están volviendo profesionales.
Aunque el flujo migratorio desde Venezuela podría ser una solución para suplir la mano de obra joven que se va para la ciudad, los venezolanos no son una alternativa porque no tienen la cultura del campo y se concentran en actividades comerciales: tiendas, peluquerías.
*La Opinión asistió a la XVIII Reunión Técnica Nacional de Palma de Aceite, en Bucaramanga, por una gentil invitación de Cenipalma y Fedepalma.
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