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Es común escuchar quejas sobre la falta de civismo de muchos cucuteños. Se citan ejemplos de ciudades consideradas modelos por el comportamiento de sus habitantes y en algunas oportunidades viajan delegaciones oficiales a otros países, entre más lejanos mejor, con el propósito de ilustrarse sobre la metodología allí utilizada e implementarla en nuestra ciudad.
Pese a estos esfuerzos la falta de civismo va en ascenso. Aquí quien quiere construir un policía acostado en su cuadra lo puede hacer a su gusto, quien desee destruir árboles no tiene inconveniente para hacerlo y las empresa encargadas de podarlos son expertas en destrozarlos y lanzar a la carretera los troncos para que las lluvias se encarguen de arrastrarlos. No hay impedimento para convertir el frente de la casa en lavadero de carros y los andenes en estacionamiento de vehículos.
Parece que muchos conductores se pusieran de acuerdo para ver quien viola más señales de tránsito, las volquetas con llantas lisas a punto de estallarse se desplazan a toda velocidad con sobrecarga convirtiéndose en un verdadero peligro. Muchos conductores dictan conferencias a través de sus celulares mientras manejan y responden agresivamente a quien les pita. Pero lo grave del caso es ver a padres de familia con niños que no pasan del año de edad frente al volante, mientras su hermanita, en el puesto adjunto, espera el turno. No es raro ver a ciclistas y motociclista conducir sin casco protector y en muchos casos con cupos por encima de lo permitido. Quien desee, pude arrojar papeles y desperdicios desde los carros en marcha.
Cúcuta es reconocida por su sistema de mini transporte urbano (lechuzas) y por ser la ciudad con mayor número de carros con vidrios ahumados, lo cual llama poderosamente la atención de los visitantes.
¿Como se ha logrado el compromiso de los ciudadanos para hacer que muchas ciudades o países sean modelo de civismo? Estos son unos ejemplos. En Estados Unidos los niños deben ir en una silla con su debido seguro en el puesto de atrás y el padre de familia que no cumpla esta orden será llevado esposado ante un juez; el conductor que sobrepase la velocidad permitida será sancionado sin contemplación y la pena aumenta para los reincidentes; nadie puede disponer del espacio público a su antojo, ni lavar el vehículo frente a su residencia alegando un derecho y tampoco se puede arrojar basura desde los carros en marcha. Las motos deben cumplir las mismas normas de los demás vehículos para su desplazamiento.
En Alemania solamente los funcionarios especializados pueden proceder a cortar una rama de un árbol, aún si está ubicado en el interior de la casa, lo cual se convierte en toda una ceremonia por el cuidadoso trato que le dan. Podemos suponer el castigo para quien no cumpla. En estos países las medidas de prevención y protección en lugares de construcción de edificios y reparación de vías son excesivas al compararlas con las que aquí funcionan.
Definitivamente el civismo nace de la autoridad. Por eso cuando se resalta el civismo de los ciudadanos de una ciudad o país, automáticamente pensamos en sus leyes y autoridades.
Pese a estos esfuerzos la falta de civismo va en ascenso. Aquí quien quiere construir un policía acostado en su cuadra lo puede hacer a su gusto, quien desee destruir árboles no tiene inconveniente para hacerlo y las empresa encargadas de podarlos son expertas en destrozarlos y lanzar a la carretera los troncos para que las lluvias se encarguen de arrastrarlos. No hay impedimento para convertir el frente de la casa en lavadero de carros y los andenes en estacionamiento de vehículos.
Parece que muchos conductores se pusieran de acuerdo para ver quien viola más señales de tránsito, las volquetas con llantas lisas a punto de estallarse se desplazan a toda velocidad con sobrecarga convirtiéndose en un verdadero peligro. Muchos conductores dictan conferencias a través de sus celulares mientras manejan y responden agresivamente a quien les pita. Pero lo grave del caso es ver a padres de familia con niños que no pasan del año de edad frente al volante, mientras su hermanita, en el puesto adjunto, espera el turno. No es raro ver a ciclistas y motociclista conducir sin casco protector y en muchos casos con cupos por encima de lo permitido. Quien desee, pude arrojar papeles y desperdicios desde los carros en marcha.
Cúcuta es reconocida por su sistema de mini transporte urbano (lechuzas) y por ser la ciudad con mayor número de carros con vidrios ahumados, lo cual llama poderosamente la atención de los visitantes.
¿Como se ha logrado el compromiso de los ciudadanos para hacer que muchas ciudades o países sean modelo de civismo? Estos son unos ejemplos. En Estados Unidos los niños deben ir en una silla con su debido seguro en el puesto de atrás y el padre de familia que no cumpla esta orden será llevado esposado ante un juez; el conductor que sobrepase la velocidad permitida será sancionado sin contemplación y la pena aumenta para los reincidentes; nadie puede disponer del espacio público a su antojo, ni lavar el vehículo frente a su residencia alegando un derecho y tampoco se puede arrojar basura desde los carros en marcha. Las motos deben cumplir las mismas normas de los demás vehículos para su desplazamiento.
En Alemania solamente los funcionarios especializados pueden proceder a cortar una rama de un árbol, aún si está ubicado en el interior de la casa, lo cual se convierte en toda una ceremonia por el cuidadoso trato que le dan. Podemos suponer el castigo para quien no cumpla. En estos países las medidas de prevención y protección en lugares de construcción de edificios y reparación de vías son excesivas al compararlas con las que aquí funcionan.
Definitivamente el civismo nace de la autoridad. Por eso cuando se resalta el civismo de los ciudadanos de una ciudad o país, automáticamente pensamos en sus leyes y autoridades.