Primero tuvo picardía. La experiencia le ha permitido entenderlo todo en la cancha. Por eso en el primer tiempo, en lugar de cobrar un tiro de esquina normal con su zurda mágica, golpeó el balón de derecha, jugó corto con Jhon Arias y luego centró la pelota. Gol de Yerson Mosquera, joven de 23 años que celebró incrédulo.
Con esa asistencia, James alcanzó tres en las eliminatorias y se convirtió en el máximo asistidor del torneo. “Vamos a intentar dejarlo todo en cada partido, en cada torneo que juguemos. Hoy tuvimos un buen partido. Lo dimos todo”, aseguró.
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Pero también cometió un pecado. Sí, los magos también se equivocan, así como los médicos se mueren. Empezando el segundo tiempo quiso devolver una pelota a Mosquera. No fue preciso. Comprometió al compañero. Los argentinos hicieron gol. Él se tocó la cabeza con desespero.
Pero recobró la confianza. Le hicieron falta a Daniel Muñoz, que con su buen partido demostró lo que tanto se dijo: la final hubiera sido otra si hubiera estado. El juez pitó penalti. “Dibu” Martínez lo quiso intimidar a James. No se dejó.
Entró en un trance. Se sustrajo del ruido que hacían los miles de aficionados. Volvió cuando escuchó el pito del árbitro y pateó fuerte. Celebró: le marcó su primer gol a Argentina. Llegó a 13 en clasificatorias. Igualó a Falcao García como máximo anotador criollo. Salió sudado, destruido, vitoreado. Lo dio todo.
Tomado de El Colombiano
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