El 5 de septiembre de 1972, en Múnich, Alemania, un comando palestino penetró en la villa olímpica para iniciar una toma de rehenes que terminaría con 11 deportistas israelíes ejecutados. 50 años después el gobierno alemán recuerda ese fatídico día.
Juegos de la Alegría
Ese martes, hace 50 años, se celebró el día 11 de los Juegos Olímpicos de Múnich, que tenía como lema ‘Juegos de la Alegría’, porque tenían como objetivo hacer olvidar aquellos organizados en Berlín, en 1936, bajo el régimen nazi.
Al amanecer, ochos hombres vestidos con ropa deportiva y cargando bolsos de deportes escalaron la reja que rodeaba la villa olímpica y se dirigieron hacia el número 31 de la calle Connolly, donde se alojaba la delegación israelí.
Quienes se toparon con los hombres por la calle pensaron que se trataba de atletas que volvían de una salida nocturna por Múnich, no les parecieron sospechosos.
Con el rostro cubierto y armas en mano, los hombres irrumpieron en las habitaciones de los israelíes. El entrenador Moshe Weinberg y el halterófilo Yossef Romano fueron baleados en el ataque. Algunas personas escaparon, pero nueve deportivas fueron retenidos en el lugar. Les ataron las manos en la espalda.
Dos trabajadoras de limpieza que estaban cerca alertaron a las autoridades, tras haber escuchado los disparos. "Eran entre las 4 y las 5 de la mañana (...) Al abrir mi puerta vi en el descanso de la escalera un hombre vestido de civil con una gorra y una ametralladora", contó un testigo.
‘Septiembre Negro’
"Poco después de las 7:00 de la mañana (en Alemania) cerca de 3.000 policías fueron apostados en la villa olímpica y alrededores. Tiradores de élite llegaron y rodean el inmueble", relataron los medios en ese entonces.}
Por la mañana, la organización palestina ‘Septiembre Negro’, que ya había cometido varias acciones terroristas se acreditó ese hecho violento. El comando exigió la liberación de más de 200 prisioneros detenidos en Israel, de lo contrario ejecutarían a los deportistas. La primera ministra israelí, Golda Meir, se negó.
Este ultimátum de parte de los violentos fue postergado varias veces a lo largo del día, en medio de las negociaciones entre las autoridades de Alemania Occidental y los ‘fedayines’.
Tiroteo en el aeropuerto
Poco después de las 10:00 de la noche (en Alemania), los ‘fedayines’ y sus nueve rehenes fueron transportados en un autobús hacia donde había dos helicópteros, que despegaron hasta llegar al aeropuerto militar de Fuerstenfeldbruck, cerca de Múnich. Los responsables alemanes viajaban en un tercer helicóptero.
Los negociadores convencieron a los secuestradores de ir a ese lugar para partir hacia El Cairo, Egipto, a bordo de un avión puesto a su disposición. Incluso, se pensó en una intervención policial en el aeropuerto, donde cinco tiradores de élite estaban posicionados para neutralizar a los violentos y así liberar a los rehenes.
El tiroteo comenzó rápidamente. Los intercambios de disparos se prolongaron hasta que un ‘fedayín’ lanzó una granada en un helicóptero, que explotó y se incendió.
En la medianoche, el portavoz del gobierno alemán, Conrad Ahlers, afirmó que "la operación de recuperación fue ‘coronada’ con éxito. Todos los rehenes están sanos y salvos".
Sin embargo, los periodistas en el lugar constataron que el enfrentamiento hizo estragos, se escuchaban ráfagas de ametralladoras, al parecer de los tiradores de élite.
Todos muertos
La policía anunció una rueda de prensa en Múnich. Uno de los reporteros presente en el aeropuerto, Charles Biétry, que sospechaba de una maniobra de distracción de parte de las autoridades, decidió quedarse en el lugar junto con dos colegas suyos.
Biétry vio salir en la oscuridad a "un hombre de traje y corbata con el rostro bañado en lágrimas", contó. "Todo ha salido mal, todos los rehenes están muertos", dijo en alemán el hombre, quien se trataba del alcalde de Múnich Georg Kronawitter.
Charles Biétry consiguió informar por teléfono a sus jefes que "lo más terrible era escuchar por la radio los gritos de alegría que venían de Israel", donde se creía que los rehenes se habían salvado.
A las 2:16 de la madrugada se conoció a nivel mundial que todos los rehenes habían muerto. Las autoridades alemanas confirmaron ese hecho 56 minutos después.
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