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Cúcuta
¿Qué lleva a los ciudadanos a incumplir las medidas de bioseguridad?
Imponer reglas, poca cultura ciudadana, situaciones de necesidad y falsa información en redes sociales, son algunos factores que inciden en el mal comportamiento.
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Jueves, 28 de Enero de 2021

El 25 de marzo de 2020, el Gobierno Nacional ordenó el aislamiento preventivo obligatorio para todo el país, esto, con el fin de mitigar la propagación del coronavirus, la pandemia que paralizó al mundo y que llegó a Cúcuta hace 10 meses. 

El uso del tapabocas dejó de ser una opción, y se convirtió en una obligación, luego de que, en abril, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendara el uso masivo de las mascarillas para prevenir los contagios. Adicional a esto, aplicar el distanciamiento social y lavarse o desinfectarse frecuentemente las manos. 

En Cúcuta, los ciudadanos iniciaron con la compra desmedida de tapabocas, alcohol y geles antibacteriales para cumplir con los protocolos de bioseguridad, hasta el punto de que estos elementos empezaron a escasear, aumentaron de precio y en algunas farmacias limitaron las ventas por clientes. 

Todos buscaban protegerse del desconocido virus pero, meses después, la indisciplina y el desorden han quebrantado las normas. Quitarse el tapabocas en la calle, no lavarse las manos y no respetar el distanciamiento social, son las acciones que hoy protagonizan los ciudadanos. 

“Hay varias dimensiones de interpretación”

Milton Alier Montero, docente del grupo de investigación de Trabajo Social de la Universidad Francisco de Paula Santander (UFPS), señaló que hay varias dimensiones de interpretación que explican por qué los cucuteños están actuando de manera irresponsable.
 

1.La primera cuarentena: El profesional indica que, al momento de decretarse el primer aislamiento obligatorio, lo que hizo el Gobierno Nacional fue imponer reglas de un momento a otro, sin tener en cuenta que la población no estaba preparada para dicha situación y, por ende, hay personas que desde el día uno, no han cumplido con nada. 
“Fue un choque porque no hubo educación, no hubo socialización y fue un tema policial, de que, si no cumple, lo sancionamos. Me obligan a encerrarme, pero no me ayudan a garantizar mis necesidades básicas. Luego sacan un día sin IVA, entonces tienen ideas contradictorias”.

2.Poca cultura ciudadana: “Cúcuta no se ha enfocado en hacer campañas para querer y cuidar a la ciudad. Somos el punto de encuentro de mucha gente que llega y hace lo que quiere, entonces cuando no hay sentido de pertenencia, yo no acato órdenes”, mencionó el profesional.

3.Procesos de necesidad: Todas las personas tienen necesidades y obligaciones que no se pueden desconocer. Por ejemplo, aquellos que viven del día a día, el padre que debe llevarle la comida a sus hijos, el empresario que tiene deudas, etc. Quien se encuentre en esta postura tendrá que decidir si se queda en casa protegiéndose del virus, o si, por el contrario, sale a buscar los recursos para poder subsistir. La gran mayoría debe elegir la segunda opción.

4. Ideas de conspiración: “Hay mucha información, pero no hay fuentes y la gente no sabe en qué creer. Si la tía dice que los Iluminatis crearon el virus o que a la vacuna le van a poner un chip, prefieren creer en eso y no se informan de fuentes confiables, además que ya no creen en lo que dice el Gobierno”, añadió el profesional. 
Así, las personas al ver tanta información (falsa o verdadera), dejan de creer en los procesos, pues se genera una desinformación a través de las redes sociales y muchos medios de comunicación, los cuales desencadenan en el incumplimiento de los protocolos de bioseguridad.

5. Desgaste físico, emocional y económico: Estos tres factores son producidos por el encierro, porque el colombiano, especialmente el cucuteño no estaba preparado para esto y mucho menos para el autocuidado, es por esto que los procesos se han visto afectados. La gente estaba al borde del desespero porque no podía salir y cuando flexibilizaron las medidas, para ella el virus desapareció.

¿Cuál es la población que está incumpliendo? 

María del Pilar Pardo, psicóloga social y especialista en el comportamiento humano, mencionó que, uno de los factores que también influye para evaluar por qué las personas desobedecen las normas, tiene que ver con los grupos poblacionales. 

En este caso, destacó que han sido los jóvenes quienes mayor inconformismo han manifestado con respecto a las medidas que el Gobierno Nacional ha decretado, ya que cuando se estableció la cuarentena, los primeros lugares en cerrar fueron los bares y discotecas, sitios a donde esta población acostumbraba a asistir cada fin de semana con amigos o en pareja. 

“Nos dijeron que la cuarentena iba a durar un mes, pero en la psicología general, para generar un hábito necesitamos 21 días. A partir del día 21 se empieza a aplicar constantemente, pero las medidas se fueron extendiendo, entonces se fue el miedo y las personas empezaron otra vez su vida normal”, dijo Pardo. 

La profesional sostuvo que muchas personas han dejado de obedecer las normas porque conocen de casos donde el virus ha llegado, pero los afectados se han recuperado satisfactoriamente, por lo que interpretan que la enfermedad no es tan peligrosa como la hacen ver. 

“La gente empezó a tomar moringa, aguapanela con limón y empezaron a ver resultados, entonces se dan cuenta que la gente se mejora y es ahí donde se cuestionan ¿por qué tengo que cumplir las normas?”, agregó la psicóloga. 

De igual forma, relacionó la desobediencia con el contexto sociopolítico, pues “muchos jóvenes se quedaron encerrados, sin empleo, sin estudio y en plena pandemia el Gobierno Nacional toma decisiones de prestarle miles de millones a Avianca. Eso aumenta la desconfianza y el malestar”. 

Pardo explicó que el uso del tapabocas limitó el poder reconocer al otro, pues se genera una desconexión para el reconocimiento personal, situación que también influye en el comportamiento de los ciudadanos, pues en la necesidad de descubrir a quien está detrás de la mascarilla, violan la normatividad.

Por su parte, Narda Liliana Parra, psicóloga de la ciudad de Cúcuta mencionó que los cucuteños por naturaleza son seres sociables a los que les resulta difícil convivir con una persona a dos metros de distancia. 

“Las personas critican al cucuteño, pero no se dan cuenta que estas son costumbres que están arraigadas. El cucuteño es de compartir, de socializar con todos lo que lo rodean y cuándo nos pidieron hacerlo fue muy duro, pero cuando nos levantaron las medidas volvieron las ganas de abrazar, besar, sentarse con los vecinos”, recalcó Parra.

“Por supuesto que nos ha afectado”

Ximena Sánchez, coordinadora de respuesta frente a la COVID-19 de la Secretaría de Salud de la ciudad manifestó su preocupación frente a esta problemática, resaltando que no solo los cucuteños están incumpliendo, sino que es una situación que se refleja a nivel nacional e internacional. 

“Las medidas son básicas. No te me pegues, ponte el tapabocas y lávate las manos, pero mucha gente no hace caso y está claro que esto nos afecta, porque si yo soy portadora del virus y soy asintomática, como no siento nada, yo salgo a la calle y contagio a más gente”, explicó Sánchez.

De esta manera aumentan las cifras de contagio y de fallecidos. Adicional a esto, porque “existe una falsa creencia de que un paciente que tuvo COVID-19 genera una respuesta inmunológica de al menos 90 días, pero no sabemos en qué momento pueda volver a tener una recaída. Aquí nadie se puede confiar”. 

La funcionaria informó que, aunque el proceso de vacunación ya inició en varios países y está próximo a llegar a Colombia, no se puede bajar la guardia frente a las medidas, pues hasta el momento no hay ninguna población que con la vacuna se haya librado del virus. El uso del tapabocas, el distanciamiento social y el lavado de manos seguirán siendo fundamentales. 

¿Cómo incentivar el seguimiento de las normas?

De acuerdo con los profesionales, la ciudad está saturada en órdenes, por lo que una de las principales acciones es educar en el sentido de las medidas.

Es decir, “a la gente le están diciendo haga esto, haga lo otro, pero hay un punto en el que no le dicen por qué ni para qué. Por ejemplo, me hablan del distanciamiento, pero en términos de movilidad es muy complejo, porque el que tenga solo para el bus le toca irse ahí, así sea de pie”, dijo  Montero. 

Para el educador e investigador, es más viable que se logre sensibilizar en el cuidado colectivo, que, en el autocuidado, pues a medida que “cuido a los otros, ellos se cuidan y me cuidan a mí”. 

Sin embargo, para la psicóloga María del Pilar Pardo, el cuidado colectivo solo aplica para el contexto familiar, destacando que los seres humanos tienden a proteger primero a los suyos (mamá, papá, hermanos, abuelos, etc.) antes que a un desconocido. 

 Para Parra, uno de los factores claves es la publicidad que hacen los entes gubernamentales frente a la COVID, la cual considera debe desarrollarse teniendo en cuenta la idiosincrasia del cucuteño. 

“Si para mí es tan importante mi vecino, no nos vendan la idea de cuídese para que usted no se contagie. No, al cucuteño hay que venderle la idea de que cuide a su vecino, no salga sin tapabocas, porque si le pasa algo a su vecino también le pasa a usted”, agregó la psicóloga. 

De igual forma, Parra indicó que, más allá de estar regañando a las personas, lo que se debe hacer es “motivarlos a que cumplan. Al cucuteño le fascina recibir premios, entonces pueden premiar los lugares donde más haya disciplina, y que se conviertan en ejemplo para otros”. 

Los profesionales invitan a la ciudadanía a elegir de manera responsable los medios de comunicación a través de los cuales se informan. Medios que generen credibilidad y que además expliquen en términos claros para que sea entendible por todos. 

“Hay que asumir que la pandemia está, que los procesos han cambiado y es el momento de repensarnos las maneras de actuar. Esto es algo que no esperábamos, pero que nos tocó”, recalcó Montero.
 

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