La inalcanzable labor social de los cucuteños por ser propiciadores de espacios comunes para las comunidades más vulnerables de la ciudad, sin duda alguna fue la tendencia en esta semana. En su mayoría, por jóvenes visionarios que buscan ser comunicadores de las difíciles realidades que se desconocen en los barrios más alejados de Cúcuta.
El asentamiento humano La Fortaleza obtuvo un premio doble. Gracias a un macroproyecto de reconstrucción de memoria histórica, jóvenes estudiantes de Comunicación Social de la Universidad Francisco de Paula Santander ejecutaron iniciativas con desplazados por conflicto armado colombiano y migración venezolana.
En el primero, los niños fueron protagonistas, quienes, a través del muralismo, reflejaron su sentir sobre la situación binacional que se vive en la ciudad.
Las mujeres también alzaron su voz. Valientes guerreras, abrieron las más oscuras cicatrices de su pasado en un proceso de sanación y liberación, para contar en un libro de relatos cómo fue su tortuoso desplazamiento a la ciudad.