De nada le sirvió a Nicolás Maduro, haberle endulzado el oído a Donald Trump, con su afirmación de que afortunadamente Barack Obama, había salido del poder. “Estados Unidos, jamás pudo haber tenido peor presidente. Afortunadamente Donald Trump, para bien de ese gran país, asumió las riendas del poder”. De nada le sirvió, repito, esa arrodillada manera de intentar buscar el respaldo del actual mandatario de los norteamericanos, con expresiones salameras que, a Donald Trump, debieron producirle fastidio y desconfianza.
La prueba de que Donald Trump, no quiere nada con el gobierno de Maduro, es el hecho de que hace apenas 10 días, su administración republicana, decidió incluir al vicepresidente de Venezuela Tareck El Aissami , en la lista negra de los grandes capos del narcotráfico, terrorismo y lavado de activos. Lista que fue creada en el mandato del presidente Clinton, que fue quien ordeno su implementación.
Si bien es de notoriedad pública que en dicha lista aparecen varios funcionarios y exfuncionarios, tanto del gobierno del desaparecido Hugo Chavez, como de la administración de Nicolás Maduro, El Aissami, es la persona de más alto nivel en ser señalado de la peor deshonra criminal, luego de que, tras varios años de paciente investigación, las autoridades estadounidenses, decidieron judicialmente vincularlo a un proceso penal, por los delitos de participación en tráfico de drogas y lavado de activos.
El Departamento del Tesoro, dada la gravedad de los hechos, ordeno el congelamiento de todos sus activos en Estados Unidos y una especie de muerte financiera, pues en su fallo advierte que cualquier entidad bancaria que le preste servicios a estas personas, o haga negocios con ellos, serán castigadas severamente por dicha Institución.
Al mismo proceso fue vinculado Samark López Bello, ciudadano venezolano que, según el Departamento del Tesoro, es socio y testaferro del actual vicepresidente venezolano, en sus ilícitos negocios de narcotráfico y lavado de activos. Según la justicia del gran país del norte, El Aissami, se habría valido de todo su poder dentro del gobierno bolivariano, organizando y facilitando el envío de por lo menos 1000 kilos de cocaína que salieron de los hangares oficiales de los aeropuertos de Caracas y otras ciudades del país, con destino a México y Estados Unidos. Según funcionarios de inteligencia de Estados Unidos, López Bello, operaba como testaferro, lavando los ingresos ilícitos de su cómplice, a través de la compra de empresas y demás propiedades multimillonarias.
Dentro de ese listado de bienes mal habidos, el Departamento del Tesoro incluyo a ocho compañías con sedes en Venezuela, Panamá y el Reino Unido, relacionadas con el vicepresidente y, congeló activos de otras cinco compañías estadounidenses que, según las autoridades, han manejado bienes del mismo Funcionario.
Según William R. Brownfield , asistente del secretario de Estado de Estados Unidos, para asuntos de drogas e impartición de justicia y exembajador en Venezuela: “Este no es un asunto político, ni meramente diplomático . Es un mensaje de urgencia en el que advertimos a ese país que
usaremos, si fuere necesario, cualquier herramienta legal , a nuestro alcance, para perseguir a quienes trafican con drogas de manera internacional”.
Es muy diciente que Donald Trump se haya reunido en Washington, por mas de una hora, con Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López, perseguido y preso político de la dictadura venezolana. El mensaje que le envió a Nicolás Maduro, exigiéndole su inmediata libertad, y el respeto por los derechos humanos, que han venido siendo violados en ese país , nos están indicando que la supuesta luna de miel de que alardeaba Nicolás Maduro, con el primer mandatario estadounidense, empieza a convertirse en una pesadilla para ese gobierno.