
El término narcisista es visto la mayor parte del tiempo con una connotación negativa, refiriéndose a una persona que solo piensa en sí misma, y pasa sobre los demás sin importar si les hace daño o no. Pero como la mayoría de las cosas en la vida, todo depende de la dosis y, un toque justo de narcisismo más bien puede ser beneficioso y necesario.
Narciso, era el joven más guapo de Grecia. Un día, mientras paseaba por el bosque, se encontró con un estanque tan cristalino que parecía un espejo. Al verse reflejado, quedó enamorado de sí mismo y decidió acampar allí para admirar su belleza. Se olvidó de comer, de beber y murió mirando su reflejo.
En la actualidad, se observa un fenómeno similar en muchos ámbitos del quehacer diario, incluyendo sobre todo el mundo de la farándula y la política, que, si bien vamos a ver, muchas veces no se diferencia una de la otra. En variadas ocasiones, y como seres humanos normales que somos, se termina buscando más el protagonismo desmedido que el verdadero propósito para el que fueron contratados, como es tratar de trabajar por el bien común y la sociedad que representan.
Pero, en el ámbito laboral, el reconocimiento de las personas en su trabajo es un estímulo fundamental para la superación profesional. Estas felicitaciones por parte de superiores y compañeros, a dosis terapéuticas, se traduce en una motivación genuina que impulsa a las personas a mejorar sus habilidades, alcanzar sus metas y contribuir significativamente a sus organizaciones, lo que muchas veces compensa ese déficit salarial que se percibe.
Un toque de narcisismo puede ser sorprendentemente beneficioso, tanto en la ciencia como en el arte y el deporte. El deseo de protagonismo del investigador, profesor, compositor, futbolista o actor, puede convertirse en la chispa que lo impulse para alcanzar nuevos horizontes, innovar y crear obras maestras. Esto de creerse el mejor, lejos de ser una mera vanidad, puede actuar como un motor que les impulse a superarse, a buscar el éxito y a enfrentar los desafíos con determinación.
En cualquier trabajo, una medida razonable de narcisismo puede motivarnos a destacar, a perfeccionar nuestras habilidades y a alcanzar metas más altas. En la vida diaria, nos ayuda a establecer límites y exigir respeto, evitando que nos pisoteen ya sea el jefe o la pareja. Así que, cultivar esa dosis exacta de narcisismo saludable puede llevarnos a la mejor versión de nosotros mismos y a no dejar que nuestro reflejo se quede atrapado en el estanque de la mediocridad.
El narcisismo también puede desempeñar un papel crucial en la educación de nuestros hijos. Un toque de amor propio puede fomentar la autoestima y la confianza en los niños, ayudándoles a sentirse seguros de sus habilidades y capacidades. Esta autoestima, basada en la realidad, es fundamental para que puedan enfrentar los desafíos académicos y sociales, desarrollando una personalidad resiliente y equilibrada, y aceptando sus limitaciones en las áreas que les son difíciles de llevar a cabo. Pero sin equivocarnos, no se trata de engañarles con el cuento de que todo lo que quieras ser lo lograras sin esfuerzo y dedicación, porque eso es narcisismo patológico.
Entonces, haciendo honor al tema que estamos tocando, y dedicando unos pocos renglones para hablar de mí, puedo afirmar que yo mismo me niego al uso de la IA al momento de escribir los artículos de opinión, pues mi narcisismo hace que me sienta un tanto falso al momento de leerlos y saber que eso no salió de mi cabeza, aunque los demás no se den cuenta.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion