“Ya vamos llegando, ya vamos llegando. A lo lejos se ve mi pueblo natal, no veo la santa hora de estar allá”. Grupo Niche
Hace 20 años no voy a mi natal Lourdes y 18 que no he vuelto a la tribuna occidental de nuestro estadio Omar “Totogol” Verdún, desde aquel inolvidable 31 de mayo de 2007 cuando el Cúcuta Deportivo venció 3 a 1 al pentacampeón Boca Junior, el del barrio de la Boca de Buenos aires que cumplirá 120 años el mes entrante.
Puede resultar inverosímil, pues soy Santafereño desde la infancia como me enseñó mi hermano Humberto, pero ese día de mayo lloré en el estadio como el día que celebramos el centenario de mi pueblo y mis sobrinos ingratos al verme así; avergonzados me abandonaron haciéndose los “toches” tres gradas más abajo.
Por ello, me prometí no volver a llorar en público y créanme que lo he cumplido; prefiero apretar las manos que llorar de verdad.
Para los cucuteños el equipo de futbol y la ciudad son una misma cosa; Calor, arcilla amarilla, cactus, almendros, Oitis, arbustos de Matarratón, chircales, carbón coque, chivos, cabras y cabrito, cocadas, cortados, arrastrados y trozos de toronja azucarada, cucas con queso de la garita, de La Mutis o agualinda, ah… y las morcillas del mercado de la cabrera.
Por todo esto admiro y venero a los hinchas del Cúcuta Deportivo, como Pedro María Montes Rojas que duerme, se levanta, desayuna, asiste al trabajo, almuerza, toma el “puntal”, que cena y duerme y sufre obsesionado con el equipo, sufriendo por sus impagables deudas, por la inercia interesada de su dirigencia que se enriquece y se va llena.
He observado como Pedro María sufre y llama a sus seguidores alertándolos por el estado de la gramilla, por los parcializados jueces deportivos, por el ascenso y el descenso de categoría, por el inexplicable cambio de los colores de las camisetas y advierte hasta los misterios de Nike, Adidas, Puma, Under, Armour, Charly, Pirma, Umbro, Shefty que refinan trucos para darle curva al giro de la pelota.
Desde el sábado anterior al partido de futbol, los hinchas del Cúcuta Deportivo como Pedro María Montes Rojas, cantan ya vamos llegando, ya vamos llegando a su tierrita del alma para redescubrirla, para recordar su infancia, para recordar sus luces y hasta el viejo trapiche de sus tatarabuelos, para recordar ríos y quebradas como el rio pamplonita o la “Tascarena y la agualinda” y así imaginar el mar y padecer el cielo azul transparente que lo dejan quemar, como… en el son de “Niche”. ¡Si! Como lo narra Pedro María en las sesenta y ocho páginas de su libro “La Huella al paso del tiempo”.
Adenda. ¡Cúcuta!...“Porque en tu escudo tres luceros
fulgen con viva claridad
son tus perfiles altaneros...
Valor, Nobleza y lealtad". Manuel Grillo Martínez.
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