Mañana es miércoles de ceniza. Este año volvió a caer en miércoles, a pesar de que todas las cosas van cambiando, y lo que ayer fue, hoy ya no es y mañana no lo será. Desde comienzos del cristianismo, los fieles tomaron la costumbre de echarse ceniza en el cuerpo y en especial en la cabeza, como señal de arrepentimiento. En las catacumbas quemaban papeles y ramas secas de árboles para hacer la ceniza con la que se embadurnaban de pies a cabeza.
Con el tiempo, la ceniza se redujo a la cabeza y después sólo a la frente, para lo cual queman ramo bendito, del que se usa en la procesión del domingo de ramos. El cura celebrante decía una frase, relacionada con el origen remoto del hombre: “Acuérdate que eres polvo”, es decir, nada, cualquier cosa. El polvo se lo lleva el viento, la tierra a la tierra vuelve. Así lo quiso Dios, cuando sin darle muchas vueltas a la cosa, cogió un poco de barro, barro de camino, barro pisoteado por los animales, para hacer al hombre, que fue lo último que hizo, antes de tirarse a la hamaca a descansar.
Pero Dios -y que me perdone mi atrevimiento- hubiera podido hacer al hombre de algo más valioso, de oro por ejemplo, o de plata, o de acero inoxidable, pero no. Se fue por el barro, tal vez por lo más fácil de conseguir, y menos costoso. Aunque, viéndolo bien, las consecuencias hubieran sido desastrosas. Si el ELN, por ejemplo, vive secuestrando gente de barro, ¡cómo sería la tanda de secuestros si la gente fuera de plata!
Dejémoslo así. Nos hizo de barro. Está bien. Pero si al menos hubiera escogido barro fino, por ejemplo la arcilla cucuteña, tipo exportación, pero al Señor se le fueron las luces, cansado como estaba de semejante creación del mundo entero, donde no se le quedó nada por fuera (a excepción, digo yo, de la inteligencia artificial, que es de reciente creación), y agotado como estaba, hizo una chambonada: al hombre de barro crudo, de dudosa calidad. Por eso hay hombres también de dudosa calidad, Petro, por decir algo.
Acuérdate que eres nada, puro barro, puro polvo a las carreras, es lo que tratan de decirnos los sacerdotes y las monjitas y los sacristanes, y los ministros y ministras de la eucaristía los miércoles de ceniza. Pero por la mamadera de gallo de los mamadores de gallo, la Iglesia cambió la frasecita del polvo. Ahora dicen: Arrepiéntete y cree. O algo parecido. Sin embargo, los curas costeños no han podido adaptarse a los cambios y siguen diciendo: “Ay, hombe, tú sí eres barro, erdaaa”.
Con el miércoles de ceniza se pone fin al carnaval de Barranquilla y comienza la cuaresma en el mundo cristiano, tiempo de oración y de sacrificio, como una preparación para la Semana Santa. Es la hora de hacer sacrificios, de dejar la tragadera, de mermarle a los placeres mundanos y de frenar la lengua en todo lo que hace y dice. Yo, modestamente, les pido a los hinchas de fútbol y a los que van a las plazas de toros y a los que se reúnen en manifestaciones públicas, que durante estos cuarenta días no griten “Fuera Petro”. Hagan el sacrificio y dejen las ganas para el domingo de Pascua florida. Entonces sí, vendrán tiempos mejores.
LA ÑAPA: El jueves 29 de febrero se presentará en el Teatro Zulima, el humorista político Daniel Samper Ospina. Es un evento organizado por la fundación cultural el Cinco a las cinco. Allá nos vemos.