Inicia un nuevo año, comienzan retos, objetivos y metas que cada uno de nosotros se propone en lo personal, familiar, empresarial y, sobre todo, como nación. Sueños que anhelamos y que, muchas veces, por diferentes circunstancias, aplazamos.
Cada comienzo de año nos da la oportunidad de reflexionar y proyectar lo que queremos avanzar, pero, sobre todo, mejorar. Continuamos con el proyecto ´Hombre Culto’, de la Universidad Simón Bolívar, que, en sus diferentes acciones de ayudar a crecer el intelecto, la ética y el sentido de pertenencia por lo nuestro, sea esta columna la posibilidad de llegar a cada uno de ustedes, amables lectores y de discutir, construir y plantear temas de interés que nos lleven a mejorar como sociedad.
Para Colombia, el más grande de los propósitos es lograr la justicia, la eliminación de raíz de la corrupción y la superación de la pobreza, además de colocar en un primer escalón la educación, la investigación y la producción de conocimiento que permita sacar de lo profundo que estamos en la escala a una sociedad llena de tantas necesidades.
Es supremamente importante unificar criterios de orden nacional sin importar las ideologías.
Debemos ser capaces de resolver nuestros conflictos sin dañar al otro, la seguridad y el orden deben ser objetivos primordiales del Gobierno y las instituciones deben recuperar el decoro y moral para dar ejemplo.
Se debe respetar la democracia y visibilizar una verdadera agenda que no valla en contravía de los intereses generales o manipulada de manera calculada por castas que con ideologías trasnochadas quieren hacer retroceder al país.
A nivel de Norte de Santander debemos unirnos los 40 municipios y en cabeza del Gobierno departamental, y sus dirigentes, tener la capacidad de aumentar la movilidad, pensar en grande con proyectos que tengan un impacto real en las comunidades.
Una vez por todas, nuestra región debe eliminar la criminalidad y los factores de desestabilización, combatir el narcotráfico, el lavado de activos, la violencia general y la falta de oportunidades de desarrollo.
Por excelencia, somos el lugar estratégico desde inicios de la República y tenemos los factores humanos, ambientales, económicos y geográficos para pensar en propuestas posibles que nos beneficien a todos.
En cuanto a nuestra amada Cúcuta, es la oportunidad de reconstruir nuestras raíces, de mirar más allá de los intereses políticos y comenzar a desarrollar a las comunidades más vulnerables, destacando la seguridad y orden como primacía del cumplimiento de la ley, educación ciudadana del respeto por las normas básicas de convivir en el portón de la frontera, abrir horizontes internacionales de exportación de nuestros productos y talentos, tal como lo hicimos desde el siglo XVIII, tener capacidad de futuro, pensar en los elementos positivos de transformación y no en las próximas elecciones, mejorar la conectividad, la malla vial, recuperar el ornato y embellecimiento, como comunidad cucuteña y ser capaces de salir del atraso y la informalidad.
Para lograr todo lo anterior es necesario que trabajemos en equipo, el mundo moderno exige cooperación holística en el abordaje de las soluciones a las distintas problemáticas. No más individualismo, egos y trabajo solitario. Se necesita de cada uno de nosotros para que, desde el oriente colombiano, Norte de Santander y Cúcuta retumben en el país impactos positivos. Esa es la tarea, debemos volver a escribir páginas de oro en la historia. ¡Ánimo y a trabajar juntos!
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