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Todo nos llega tarde…
El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra, aunque no sea de la primera línea.
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Martes, 22 de Agosto de 2023

Lo dijo el gran Julio Flórez, en uno de sus poemas más sentidos sobre la condición humana. Todo nos llega  tarde…hasta la muerte. Y es cierto. Cuando uno quiere que sucedan ciertas cosas, no suceden. Y llegan cuando ya es demasiado tarde.La misma muerte, muchas veces, no llega en el momento oportuno sino cuando a ella se le antoja, a menudo muy tarde. Por eso los suicidas se van abuscarla,cuando ven que la pelona se está demorando demasiado.

Las lluvias llegan cuando ya loa cultivos se ha n secado y las flores están marchitas. O al revés, el verano llega cuandoya el invierno ha hecho estragos y derrumbes. Sucede con todo. 

En Las Mercedes hubo una época en que abundaban las culebras venenosas. Era un caserío en medio de la selva. Y abundaban también los muertos por picadura de aquellas serpientes. Cuando llegaba el suero antiofídico, ya el picado había fallecido hacía una semana. 

Este año casi me quedo por fuera de la programación de la Fiesta del libro, para hacer  el lanzamiento de mi libro Postales cucuteñas, de poemas y fotografías, porque me llegó tarde la convocatoria. Todo nos llega tarde. 

En Colombia también todo nos llega tarde. El progreso, las buenas carreteras, los adelantos tecnológicos, la ciencia, la buena educación. Todo nos llega tarde hasta el Presidente, que nos resultó más incumplido que san Emigdio en Cúcuta. 

El refrán tiene quever con que en un terremoto en Italia, el obispo Emigdio, que después fue canonizado, hizo que en su ciudad el terremoto no causara ningún daño.  Desde entonces san Emigdio es considerado el santo contra los temblores. Pero en Cúcuta, cuando el terremoto de 1875, dicen que los creyentes lo invocaban y no apareció. Los mamadores de gallo acuñaron el refrán: “Quedó más mal que san Emigdio en Cúcuta”, que no llegó. 

Dicen que  el presidente Petro o llega tardísimo a las citas o las incumple, sin importársele un carajo lo que suceda.  Yo,  a riesgo de perder la amistad de mis amigos uribistas, hoy meto la mano al fuego por Gustavo Francisco  Petro Urrego.

¿Acaso es que al señor Presidente, por ser presidente, no se le puede dañar el despertador o simplemente no funcionarle? ¿No se le puede descargar el celular y no encuentra el cargador, aunque lo tenga en su bolso?¿No les ha pasado a ustedes que cuando están mamados, es decir cansados, los agarra el sueño y se profundizan y no despiertan sino al otro día cuando ya el sol está bien alto?

¿Es que el hombre no puede tomarse algunas polas con sus amigos, y al otro día no despertarse a tiempo?

¿No puede el Presidente echarse unas canas al aire, que bastantes le han salido desde aquel fatídico 7 de agosto del año pasado?

¿No tiene derecho, acaso, a perdérsele a doña Verónica,  para salir de esa monotonía de la presidencia?

¿Qué es un adicto a algo? No jodás. Todos tenemos alguna adicción: al café, al cigarrillo, a la buena vida, a las mujeres, a los hombres, a los libros, y ¿él no puede?¿Qué deja plantados a los visitantes? Debe estar cansado de tanto lagarto que se le acerca.

El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra, aunque no sea de la primera línea. Dejen que el presidente viva su alegre vida y que duerma todo lo que quiera, y que ojalá no se aparezca más por el despacho presidencial, para que deje de llevarnos como nos lleva para el estanco. Esa sería otra manera de salvar a Colombia.

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