Me gustan los rotarios, pero más me gustan las rotarias. Quiero decir, que admiro la labor de los clubes rotarios por las obras sociales que realizan, pero cuando se trata de un club dominando por el matriarcado, como es el caso del Club Rotario “Cúcuta, ciudad de los árboles” me quito el sombrero o la gorra ante ellas que son todo amor, todo ternura y toda sensibilidad social.
Lo que pasa es que en este club, la mayoría son mujeres y unos pocos hombres que ante ellas también se agachan y les obedecen en todo.
Desde 1905, cuando Paul Harris creó en la ciudad Chicago en Estados Unidos el primer club rotario, que luego se extendieron por todo el mundo, los rotarios ejercen un apostolado en beneficio de los que viven en la carramplana.
Hasta Cúcuta llegó la moda de los rotarios y mucha gente con deseos de servir ingresó y sigue ingresando a los varios clubes que existen en la ciudad.
Pero hoy me refiero al “Cúcuta, ciudad de los árboles” porque conozco de cerca la labor que realizan. Las mujeres de este club, elegantes, bonitas y de una gran sensibilidad, todos los años, desde hace varios años, se visten de jean, blusas anchas y botas pantaneras y se van por las escuelas rurales y los colegios urbanos, en busca de escritores.
Ellas y ellos saben que la cultura es de gran importancia en la vida de los pueblos.
Les hablan a los estudiantes de la importancia de escribir y los invitan a participar en un concurso de lengua castellana en la modalidad de cuentos.
Al concurso le dieron el nombre de Alfredo Enrique Flórez, uno de los pocos hombres de ese club, abogado de vasta trayectoria, académico y quien perdió la vida en extrañas circunstancias. Es un merecido homenaje a este rotario que se distinguía por su buen sentido de solidaridad con el de abajo.
Con el apoyo de la Secretaria del Municipio, este club recoge los cuentos de los estudiantes, designan un jurado independiente y designan a los ganadores.
Precisamente esta noche, en el auditorio de la cámara de comercio, se hará la premiación a los ganadores sean del campo o de la ciudad. Los premios consisten en tabletas, portátiles, libros y otros elementos que les sirvan en su vida estudiantil. Los colegios o instituciones también reciben sus premios, lo mismo que los profesores de español.
Es satisfactorio, ver a estas rotarias preparando el acto, recaudando premios y haciéndoles la vida fructífera a todos los estudiantes.
Cada club Rotario tiene sus objetivos y actividades diferentes pero para quienes estamos cerca de la cultura nos llama la atención el que ellas se hayan enfocado por el lado de la literatura. Y a fe que de allí deben salir escritores porque algunos de los cuentos son de excelente calidad. Esta noche las rotarias, muy tiesas y muy majas, elegantes y derramando simpatía a manos llenas, cambiaran la vida de muchos estudiantes que han escogido algún cuento para escribir. Bien por ellas (y por ellos, los pocos hombres rotarios de este club).