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Riesgo país
Los 90 países incluyen países africanos, asiáticos, latinoamericanos y caribeños.
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Viernes, 19 de Julio de 2019

La Sociedad Americana de Ingenieros Civiles (ASCE, por sus siglas en inglés), publicó un estudio (paper) titulado “inversión extranjera directa en proyectos de infraestructura: taxonomía de los perfiles de riesgo político en los países en desarrollo” (Jiang et al. 2019), que busca, mediante análisis estadísticos de 90 países en vías en desarrollo, entender cómo afecta el riesgo político el flujo de inversión extranjera para proyectos de infraestructura. Hay que distinguir entre los flujos de inversión extranjera, que en Colombia han estado dirigidos principalmente a la explotación de materias primas, de los flujos hacia proyectos de infraestructura como vías, líneas férreas, puertos, aeropuertos, generación de energía, acueductos y alcantarillados, y similares. En Colombia la inversión en infraestructura es un pequeño porcentaje de la inversión extranjera total.  

El documento inicia con la siguiente afirmación, también sustentada en estudios técnicos: “La inversión en infraestructura es indispensable para el desarrollo económico, particularmente para los países en desarrollo”. Y, por el contrario, digo Yo, la inversión en materias primas, usualmente tiene bajo poder de replicar desarrollo, produce bajo empleo y fáciles recursos fiscales que incentivan el estado subsidiador e ideológicamente estatista. “Estos proyectos ayudan a los gobiernos a dirigir la inversión en áreas de crecimiento económico y mejoran la productividad”, escriben los autores remitiendo a otros estudios específicos. 

Los 90 países incluyen países africanos, asiáticos, latinoamericanos y caribeños, destacándose gigantes como Rusia, China, India, Brasil y México.  También están países como Corea del Norte, Cuba e Irak. Los países en desarrollo se definen por el ingreso per cápita. Analiza, a partir de bases de datos internacionales y confiables 12 indicadores: estabilidad gubernamental, condiciones socioeconómicas, perfil de inversión, riesgo conflicto interno, riesgo conflicto externo, corrupción, influencia de los militares en la política, influencia de la religión, ley y orden, tensiones étnicas, responsabilidad democrática y calidad de la burocracia. La estabilidad gubernamental incluye tres subcomponentes: unidad gubernamental (lo que aquí llamamos choque de trenes), fortaleza legislativa, refiriéndose con esto a una legislación estable y coherente con la economía de mercado, y en el apoyo popular a las políticas gubernamentales. En las condiciones socioeconómicas se evalúan desempleo, confianza del consumidor y pobreza. El perfil de inversión incluye el riesgo de expropiación y las demoras en el pago. Ley y orden se subdivide en imparcialidad del sistema legal y la observancia de la ley. La responsabilidad democrática se refiere al grado de capacidad de reacción del gobierno a su gente y a las libertades civiles relevantes. La calidad de la burocracia se refiere más bien a que las políticas gubernamentales son de largo plazo y no cambian con la influencia política. Con estos indicadores y bajo una metodología conocida como análisis clústeres, agrupa los países por perfiles similares. Brasil y China resultan cada uno como un grupo especial en positivo, muy lejos del lote de los demás países. En la cola se agrupan Corea del Norte (como un grupo especial) e Irak, Sudan, Somalia y la República Democrática del Congo, en otro grupo. No es claro porque ahí no está Cuba. 

Pues bien, al final se obtienen dos grandes grupos de países, sacando los no típicos mencionados arriba, uno con 41 y otro con 42 países; Colombia quedó en el segundo grupo compartiendo honores con la mayoría de países africanos, Cuba, Haití, Bolivia, Paquistán, Bielorrusia y Venezuela. En el otro grupo quedaron casi todos los países centroamericanos y suramericanos, Rusia, India e Indonesia. No sé si para alguien, viendo los indicadores considerados, le sorprende del resultado, que se hizo con datos de 2018, con el efecto “paz” está capturado. En resumen, y sin sorpresa, somos un país de alto riesgo para inversión extranjera en infraestructura.

Lo grave de esto para la región fronteriza es la necesidad extrema que tenemos de capital extranjero para superar el aislamiento geográfico. Mucho ayudaría una verdadera descentralización, pero esa es cada vez más imposible, mientras tengamos una jurisprudencia de corte estatista que obliga al centralismo. Sólo nos quedaría la posibilidad de adquirir un estatus semisupranacional como sería formar un área metropolitana binacional, pero con Maduro es un imposible. Solo nos queda tener fe, y tener una estrategia de región; la primera es más fácil que la segunda, por lo que la historia nos muestra. Además de todos nuestros problemas, debemos ahora asumir ese riesgo político país.

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