Hace unos días mientras transitaba por la calle 16 entre avenidas tercera y cuarta, observé a lo largo de la cuadra sobre la calzada derecha, varios conos y un pequeño grupo de personas que apoyan la movilidad en la ciudad, quienes con pito en mano y buenos modales indicaban a los indisciplinados conductores, avanzar con rapidez sin detener la marcha puesto que en contados minutos iniciaría la salida de los estudiantes del Colegio Sagrado Corazón de Jesús.

En la esquina, estorbando el trabajo de los citados contratistas, se encontraba una camioneta abandonada perteneciente a la Defensoría del Pueblo, cuyas dependencias se encuentran en ese sitio. El lamentable comportamiento del infractor, además de reprochable me motiva a recordarle a su jefe, que los funcionarios de las entidades e instituciones que conforman los poderes públicos, deben dar ejemplo de buen comportamiento; que las leyes se hicieron para todos y que el hecho de pertenecer especialmente a la Defensoría, los hace más visibles ante el gran universo de los funcionarios.

Los conductores por su parte, no pueden amparar dicha irregularidad con la excusa de que a su jefe les gusta encontrar el carro muy cerca de la oficina y por tal motivo, la autoridad de tránsito debe aplicar las sanciones respectivas, las cuales deben ser canceladas por cuenta de quien conduce dicho vehículo.

El esfuerzo que hacen las personas que contrataron para mejorar nuestras pésimas costumbres, arroja positivos resultados evidenciados en la perfecta organización del flujo automotor sobre la avenida que del Comando de Policía conduce al punto de referencia Pinar del Río, lugar donde se ubica el Colegio Santo Ángel.

También se observa control total frente al Colegio Santa Teresa, sobre la avenida 1 entre calles 17 y 18. Caso similar sobre la calle 16 entre avenidas 3 y 4, lugar donde funciona el Colegio Sagrado Corazón de Jesús, pero muy lamentable que el único que no ha entendido es el servidor público de la entidad responsable de los derechos humanos y no me extrañaría que en su mente abrigue la idea de que le estaban guardando el puesto.

No acostumbro a elogiar a los responsables de la movilidad, pero en esta oportunidad considero que están haciendo algo importante por la ciudad y por consiguiente la colaboración debe ser de sus residentes, empezando por aquellos cuya actividad o función, comprende la conducción de vehículos con placas oficiales y esa particularidad los reviste de una condición de responsabilidad especial.