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Recordatorio…
Ológrafo
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Lunes, 22 de Diciembre de 2025

El tiempo es una esperanza -ancestral- que anhela albergase en las horas silenciosas, lucirse sólo en el horizonte y colgarse del pendón azul de la eternidad, allá…donde está la sonrisa del destino.

En el campo, es rocío y nido, viaja con el viento a las montañas y, con voz de arroyuelo, revela secretos naturales y viste las distancias con árboles, y flores, mientras un labriego silba una canción.

En el mar, sugiere aventuras que quieren ir, y volver, como las olas, similar al futuro relevando el pasado, o a un pelícano, o una gaviota, intuyendo una adivinanza entre la espuma y la marea.

En el arte, absorbe el infinito y lo siembra en versos, o en partituras, enamorando la belleza con una palabra bonita, un piano muy lento, o dibujando una abuela tupiendo nostalgias, mientras reza su rosario.

En el alma, se ancla en rinconcitos hechos de crepúsculos y se asoma cada mañana al presente en un milagro de luz -profético y espiritual-, capaz de transferir a los sentimientos su heredad de fantasías.

En el pensamiento, es la sombra de la libertad e intenta enseñar al corazón a esperar, a sentir las ilusiones y descifrar, así, el laberinto de la consciencia, o del azar doblando la esquina de los sueños...

El tiempo, de pronto, se va sin nadie (con su omnipotencia), y todo lo demás queda aquí, tan vulnerable y mortal como nuestra edad -ya vieja-, como el amor buscando la querencia de una soledad benevolente…


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