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Esas personas de ambos sexos, en su gran mayoría no tienen en su cerebro grabada la palabra “respeto”.
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Domingo, 12 de Septiembre de 2021

La pirámide de la movilidad mundial contempla todos los actores y la misma establece en su orden la importancia a saber: Peatones, Ciclistas, Transporte Público, Transporte de Carga y Vehículos Particulares. 

Lo anterior, no significa que el peatón puede violar los espacios destinados para el flujo vehicular y tampoco, que el siguiente peldaño en orden descendente ocupado por los ciclistas, puede hacer caso omiso de las señales de tránsito puesto que para ellos también están los comparendos.

En esta oportunidad, me voy a referir a este importante segmento puesto que con el paso de los años, la actividad de ciclismo ha crecido principalmente en la modalidad de ruta, toda vez que la participación ciudadana está plenamente identificada, dado que esas personas poseen bicicletas de diferentes marcas y características, muy cumplidores de la normatividad en materia de tránsito. Además, portan elementos de seguridad visibles ya sea por luces o trajes con franjas reflectivas, de tal manera que no pasan inadvertidos. 

El segundo grupo no menos importante, está compuesto por personas que utilizan como medio de transporte la bicicleta e infortunadamente son pocos los que utilizan luces o chalecos con franjas luminiscentes, lo cual los coloca en una situación de vulnerabilidad frente a los demás actores y de ahí que la accidentalidad sufrida por estas personas es significativa.

El tercer grupo, no muy amplio pero muy visible está conformado por jóvenes que transitan en bicicleta, trabajan como domiciliarios y cuelgan en su espalda un liviano morral con letreros visibles de una multinacional con presencia en más de nueve países y doscientos cincuenta ciudades en el mundo.

Esas personas de ambos sexos, en su gran mayoría no tienen en su cerebro grabada la palabra “respeto” y de ahí que los semáforos, sentido de las vías y demás señales de vida, son ignoradas y como consecuencia, serios accidentes en los cuales llevan la peor parte, así ellos no sean los culpables. 

Considero que la Secretaría de Tránsito y Transporte, debiera citar al gerente o representante en nuestra ciudad de esa empresa y con fotografías y videos, demuestre lo anteriormente escrito, puesto que la inobservancia de la señalización no solo se constituye en una infracción sino que aumenta las estadísticas relacionadas con la accidentalidad.

De igual manera, la parte operativa de la Policía Nacional en su especialidad Tránsito y Transporte, debiera realizar operativos educativos nocturnos dirigidos únicamente a tan importante peldaño de la movilidad, en particular a aquellos que no son visibles pasadas las seis de la tarde.

Por otra parte, los responsables de manejo de personal de la empresa Rappi, deben establecer dentro de sus planes de mejoramiento, ejercicios propios de la movilidad, entre ellos, las normas de tránsito porque hasta la fecha solo observamos Rappilocos. 

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