La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Columnistas
¡Qué calor!
El calentamiento global es una realidad, pero diseñar estrategias serias de adaptación se ha visto afectado por la ideologización que ha permeado el tema.
Authored by
Sábado, 31 de Agosto de 2024

Este año hemos tenido días de calor extremo, con temperaturas cercanas a los 36 grados celsius y con percepción de hasta 40 o más, por la alta humedad y por menos vientos. El portal de la BBC (British Broadcasting Company) sostiene que, "Los estudios han demostrado que cuando la temperatura llega los 35 grados celsius, y está acompañada de altos niveles de humedad, puede poner en riesgo la salud. Si alcanza los 40 puede ser peligroso incluso con niveles bajos de humedad".

El calentamiento global es una realidad, pero diseñar estrategias serias de adaptación se ha visto afectado por la ideologización que ha permeado el tema; se abandonó la racionalidad en aras de las consignas ideológicas. Por ejemplo, saber qué porcentaje del calentamiento es por causas naturales, en los ciclos climáticos naturales de Tierra, y cuanto es causado por el hombre desde la revolución industrial, es algo realmente difícil de saber pero en lo que trabajan científicos y técnicos. Es importante para saber cómo actuar. No se busca justificar el desarrollo ambientalmente insostenible, se buscan soluciones estructurales. El clima es un sistema complejo adaptativo de comportamiento orgánico, sistemas a cuyo conocimiento apenas nos estamos abocando. Pero sí sabemos con seguridad que ya llegó el cambio climático y que debemos tomar todas las acciones necesarias para su mitigación y lograr resiliencia.

Y para eso es clave una planificación urbana seria (técnica, basada en información, holística, conceptualmente estructurada) que identifique acciones de mitigación a nivel de microclima o clima local. Los Planes de Ordenamiento Territorial son exigencias burocráticas centralistas con agenda globalista de visión macro que no ordena nada, porque la ciudad es un sistema de sistemas complejos adaptativos que se comportan como un organismo y no obedece directrices burocráticas elementales.

Entre las medidas que hoy se están tomando para adaptarnos al calentamiento global están evitar las llamadas islas de calor, agrupaciones de infraestructuras que concentran la radiación solar y restringen los flujos constantes de aire, como en agrupaciones asimétricas de edificios altos con callecitas que no se corresponden con la población ni el parque vehicular. Una adecuada jerarquización y recomposición vial, simultánea a correlacionar con los flujos de transporte es una necesidad imperiosa. Como la carpeta asfáltica de color negro es un atractor de radiación que se emite en la noche, se están ensayando sistemas de rodadura de colores más neutros y materiales más adaptables. Y en cualquier caso es menos atrapante de calor el pavimento rígido de concreto.

Algunas ciudades de climas extremos en frío o calor están viendo una opción en sistemas de circulación y agrupaciones comerciales subterráneas. Recuperar áreas verdes en superficie es otro subproducto positivo de la subterranización. Pensar seriamente en transporte masivo y redes de servicio públicos subterráneas partiendo de una adecuada institucionalidad y estructuración profesional de proyectos, es el inicio. Y una institucionalidad seria no se compadece con el actual modelo de estado y país.

Rehabilitar también las fuentes de agua, empezando por construir las PTAR necesarias y suficientes, es un imperativo básico en la recuperación de microclimas. Igualmente hay que recuperar riberas del río para reforestación y no permitir más el retiro de material construcción del sedimento fluvial. Hacer uso intensivo a materiales de construcción en cerámica y gres locales, con usos innovadores provenientes de investigación es otra opción.

Nos quedan tres escenarios: uno, predicar que el desarrollo de manos del capitalismo destruyo la especie humana y dedicarnos a ser parte de la "etnia cósmica" mientras nos asamos; dos, seguir haciendo POTs, PDETs y demás siglas que usa la burocracia centralista para “planificar” mientras nos cocinamos, o; tres, hacer verdaderos planes maestros de planificación desde las regiones que incluyan manejo del microclima y que ayude a que no nos rosticemos. Planear de abajo hacia arriba implica impulsar la descentralización política y económica, algo que el progresismo ve como amenaza. Su voto decide y si decide mal, como hicimos antes, el riesgo es quedar achicharrados.


 

Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion

Temas del Día