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Pastorcitos mentirosos
El análisis de la columna está compuesto por tres variables. 
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Sábado, 5 de Agosto de 2017

El miércoles de la semana que pasó, en horas del mediodía, ocurrió un accidente muy cerca al lugar donde se encuentran los cementerios en el Municipio Los Patios. El conductor de una buseta de servicio público perdió el control del vehículo y como consecuencia, una señora dejó de existir y otros sufrieron heridas. 

De inmediato las autoridades cerraron los dos carriles de la Avenida 10 del citado municipio y por consiguiente, el caos formado por los vehículos y curiosos, infartó la vía por un buen lapso, aunque el problema no era ni el caos ni los mirones. 

La situación se tornó compleja puesto que la vía más rápida de las ambulancias, estaba totalmente colapsada por los padres de familia del Colegio Santo Ángel que esperaban la salida de sus hijos. Todo sucedió al mismo tiempo.

El análisis de la columna está compuesto por tres variables. 

La primera, es la relacionada con la guerra del centavo que a diario viven los conductores del servicio público y el lamentable estado técnico mecánico de un alto porcentaje de sus vehículos. 

La segunda, es la total indiferencia de muchos ciudadanos, que no atienden el ruido producido por las sirenas de las ambulancias, cuyo interés de salvar vidas se combina con la oportunidad de generar ingresos para sus empresas que nada mal les va, cada vez que llevan pacientes amparados por el seguro obligatorio de accidentes. 

La tercera y creería que la más importante, es la pésima fama con la cual están calificados buena parte de los conductores de los vehículos responsables de atender las personas en situación de emergencia, puesto que es muy normal para ellos, hacer sonar las sirenas y activar las luces intermitentes ubicadas en las cabinas sin justa causa y por lo general lo hacen, cuando quieren llegar rápido a cubrir una diligencia personal, no les gusta hacer colas y además, porque disfrutan observando a los demás conductores, cuando les abren paso. 

Ese día del accidente, los enfermeros y conductores de tres ambulancias, anunciaban por el alta voz de sus automotores, que se trataba de una emergencia, pero como muchas veces han engañado a los ciudadanos y autoridades, nadie les creyó. 

Entonces es cuando entendemos que la ley de tránsito, fue, ha sido y será coja porque siempre queda un vacío que abre paso a las irregularidades. La ley sanciona a quien no le dé libre paso a una ambulancia, pero no contempló sanciones para los “pastorcitos mentirosos” que sienten fluir su adrenalina, engañando a los demás y cuando realmente se necesitan, todos los ignoramos. 

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