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Pachito: 225 años
Soy de los que creen que Pachito nació en Villa del Rosario.
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Miércoles, 29 de Marzo de 2017

Si Francisco de Paula Santander estuviera vivo, estaría cumpliendo el próximo domingo la pendejadita de 225 años. Algunos dicen que nació en San Faustino, donde su padre ejercía las funciones de gobernador. Otros aseguran que todo sucedió en una villa nuestra, llamada Villa del Rosario de Cúcuta, en la casona de don José Agustín Santander.

Unos y otros exhiben documentos y citan pruebas, de modo que aún no se ha dicho la última palabra en ese sentido. La pelea está casada y se escuchan otras propuestas. 

Soy de los que creen que Pachito nació en Villa del Rosario, entre otras razones porque cuentan que en noches de luna llena se escucha el corretear de un caballo por las sendas pedregosas del patio. Y que con las herraduras, el animal saca chispas de las piedras. Sólo que el caballo es un caballito de palo y el jinete es un niño de apenas cinco años, Francisco de Paula, quien desde pequeño dio muestras de ser un muchachito voluntarioso y rebelde.

Cuentan algunos biógrafos anónimos que el niño se escapaba de la escuela para ir a bañarse al río, y que doña Bárbara Josefa Chávez más de una vez debió darle coscorrones. Otras veces se escapaba para ir a elevar cometas, como todo niño cucuteño. Pero también aseguran que era un muchachito muy inteligente, amigo de la cartilla y de la citolegia, que aprendió a leer y a escribir en pocas semanas.

Por aquello de las palancas (que han existido siempre y en todo lugar), Pachito fue a cursar el bachillerato al Colegio San Bartolomé de Bogotá, donde su tío materno, el canónigo Nicolás Omaña, se desempeñaba como vicerrector.

Ya bachiller, inició estudios de Derecho, y en esas estaba, juicioso con el civil y el administrativo, cuando se vino el incidente aquel del Grito de Independencia, el 20 de julio de 1810. De modo que dejó los códigos y la universidad para alistarse en las filas de la revolución. Era apenas un imberbe de dieciocho años.

Cuando la división entre federalistas y centralistas, tomó las armas a favor de los primeros, al mando de Antonio Baraya y en contra de Antonio Nariño. Pero cuando llegó el español Pablo Morillo, a todos les tocó unirse contra los españoles que buscaban la reconquista de sus colonias.

Así, pues, en estas jornadas de la independencia, sobresalió Francisco de Paula, quien fue el organizador de los ejércitos patriotas en los llanos de Casanare. 

Entonces mostró la casta de recio nortesantandereano, a quien jamás le temblaron los calzones en la batalla. Sobresalió en la batalla del Puente de Boyacá, y al lado de Bolívar disfrutó los laureles de la gloria.

Pero su verraquera no fue solo como guerrero. Le tocó organizar la naciente república, mientras  el Libertador continuaba echando plomo para acabar con el dominio español en los países vecinos. Santander creó escuelas, colegios y universidades, construyó carreteras, saneó las finanzas y dictó gran número de leyes para organizar la república. 

Por cuestiones de gobierno y por chismes de uno y otro lado, la amistad de Bolívar y Santander se vino abajo, y Bolívar, que en ese momento tenía el garrote, desterró a Santander. Con la muerte del Libertador, Santander pudo regresar al país,  fue presidente y de nuevo dio muestras de su grandiosa capacidad de gobernante.

El más grande hombre que  ha dado la república de Colombia en todos los tiempos tiene un nombre: Francisco de Paula Santander. Nacido en Cúcuta. En su homenaje, la Academia de Historia de Norte de Santander se reunirá en sesión solemne el próximo sábado 1 de abril en la casa natal del general  Santander, en Villa del Rosario, a las 3:00 de la tarde.

La entrada es libre y allí se posesionará la nueva junta directiva de la Academia. Y de ñapa van a dar una copa de vino y un bocado de queso. ¡Hay que ir!

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