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Nuevos gobernantes
Ya en el plano regional tenemos nuevos gobernador y alcalde de Cúcuta.
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Sábado, 2 de Noviembre de 2019

Hace ocho días los colombianos salimos a votar para elegir nuevos gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y miembros de juntas administradoras locales. Como siempre, en esta clase de comicios tuvimos buenas y malas noticias. Entre las buenas hay que destacar que aumentó de manera considerable la participación de la ciudadanía, con lo cual se mantiene la constante de derrota gradual a la abstención, uno de los males crónicos de nuestro sistema político. También para celebrar el comportamiento cada vez más independiente de los electores en las grandes capitales del país. En 6 de las 7 ciudades más grandes triunfaron opciones que, más allá del contenido ideológico, corresponden a dinámicas políticas alejadas de las opciones partidistas tradicionales. Estas buenas noticias se deben fundamentalmente a a la apertura democrática que significó el acuerdo de paz y la desmovilización de las FARC, en la medida en que se acabó la estigmatización política y social a los sectores contestatarios y rebeldes.

Pero hay que reconocer, en el otro lado de la moneda, que continúa en la mayor parte del territorio nacional el deterioro acelerado de las costumbres políticas, la presencia cada vez mayor de grandes sumas de dinero de origen desconocido e ilícito, proveniente de mafias del narcotráfico, la minería ilegal y la contratación estatal. Los partidos perdieron su capacidad de interpretar a los ciudadanos y ahora sólo se dedican a repartir avales y son las estructuras territoriales, sin ninguna identidad ideológica, las que determinan el rumbo del poder regional. Ahora es más urgente que nunca una profunda reforma al sistema político y electoral, que debe partir de la financiación estatal de las campañas, la eliminación del voto preferente y la creación de una autoridad electoral independiente, despolitizada y con dientes que pueda perseguir con eficacia las prácticas corruptas.

Ya en el plano regional tenemos nuevos gobernador y alcalde de Cúcuta. Silvano Serrano y Jairo Yáñez asumen una enorme responsabilidad en momentos de desafíos importantes para el departamento y su capital. Con procesos políticos distintos que los llevaron a su victoria el pasado domingo, su primer compromiso debe ser el de trabajar de manera coordinada y conjunta para enfrentar los múltiples problemas que nos aquejan. Nada de peleas y disputas políticas que deben quedar a un lado. Los dos tienen la formación y la capacidad para hacer una buena gestión. La crisis de la frontera, la debilidad e informalidad de nuestra economía y el resurgimiento de la violencia, son los retos que los esperan y para avanzar se requiere la coordinación entre gobernador y alcalde, y de ellos con el gobierno nacional, que ojalá recuerde algún día que fue el Norte de Santander el departamento en el que proporcionalmente obtuvo su triunfo más contundente.

El caso de Cúcuta merece un comentario especial. No cabe duda que la elección de Jairo Yáñez fue el “palo” de la jornada en el departamento y una de las mayores sorpresas a nivel nacional. Un empresario y líder gremial activo, preocupado por su región y desconocido para la inmensa mayoría de los cucuteños al comenzar la campaña, terminó elegido con un mandato contundente, como una expresión ciudadana de indignación y deseo de cambio. Su elección es una buena noticia para la ciudad y el nuevo alcalde merece el respaldo de todos para que Cúcuta pueda avanzar en un modelo de gobierno distinto, en el que se construya mayor identidad cultural, más participación ciudadana y un énfasis especial en la necesidad de mejorar la educación en la ciudad, que nos permita superar el atraso, la inseguridad y la corrupción.

Quienes fueron elegidos concejales el pasado domingo tienen la responsabilidad de contribuir al éxito de la nueva administración con altura política y seriedad. Deben comprender el claro y ejemplar mensaje que con toda libertad enviaron miles de cucuteños. No inventar excusas ni acudir a maniobras politiqueras para poner palos en la rueda a la tarea del nuevo alcalde. Se estrena a su vez el estatuto de oposición que es una extraordinaria herramienta para el control político de las nuevas administraciones. Esperamos que se aplique en el Norte de Santander con lealtad y decencia. Para vigilar y no para obstaculizar. Será una novedad en la democracia territorial en toda Colombia y en el caso de Norte de Santander, confiamos en que Juan Carlos Garcia-Herreros y Jorge Acevedo ejerzan ese mandato ciudadano en forma constructiva.

En fin, pasada la tormenta política debe llegar la calma en la administración pública para que por encima de cualquier conflicto de campaña, se pueda trabajar conjuntamente en el propósito de superar los grandes desafíos que tenemos como región. Ojalá les vaya muy bien al gobernador y al alcalde y que lideren transformaciones positivas en el territorio. Es lo que espera la gente.

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