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Nombramientos polémicos
Pero no es la primera vez que ocurre el error.
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Viernes, 19 de Octubre de 2018

El presidente Iván Duque arrancó, en materia de relaciones exteriores, con el pie izquierdo: decretó dos nombramientos muy polémicos, que han sido mal recibidos por la opinión pública, con los cuales quiso agradecer el apoyo que los flamantes embajadores dieron a su candidatura presidencial. Pero como todo ser humano, el inexperto mandatario quiso destacar el respaldo de dos personajes que no eran los más apropiados para la delicada tarea que les espera: uno ante la Casa Blanca y el otro en el organismo continental que había sido muy criticado por el favorecido con la generosidad presidencial. Y como si fuera poco, ninguno es de carrera diplomática, es  lo que se llaman paracaidistas. 

Pero no es la primera vez que ocurre el error: en la administración de Juan Manuel Santos también fueron nombrados personajes que no eran de carrera ni habían estudiado la carrera de relaciones internacionales en alguna universidad. Basta citar algunos casos: los embajadores en Londres y Washington, Mauricio Rodríguez, hermano  de la primera dama, y  Juan Carlos Pinzón, que había sido ministro de Defensa y fue contagiado por el virus de la ambición, que le hizo pensar  que podría ser candidato presidencial. Botó el puesto que generosamente le habían dado y vino a perder con el que dijo Uribe. 

Pero los nombramientos en la Cancillería han sido tradicionalmente para ciertas familias, que los utilizan para enviar al exterior a incómodas amantes. En otros países eso no se hace y solo van al exterior probados diplomáticos que harán una buena labor en otros países. Peo aquí la nómina es para repartirla y por eso vemos personalidades como Pachito de embajador ante la primera potencia. Y al gran godo en el foro panamericano. 

Para hacer un análisis de los dos nombramientos es necesario esperar un tiempo. Por ahora, ha habido una verdadera tormenta al respecto. Muy pocos defienden los nombramientos y muchos son los que los atacan. Por eso sería bueno adoptar la costumbre de los Estados Unidos, donde los nombramientos en el servicio exterior deben ser aprobador por el Congreso.  Si eso pasara acá, se acabarían las amantes de terceras secretarias en las embajadas. O los ineptos, al que comparan con “el chómpiras’’ de embajadores.   

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