Amables lectores: Como lo anticipé en un anterior artículo, la reforma tributaria cada vez es una realidad inaplazable. Es hora de asumir una actitud responsable en materia de tributos, administración de los ingresos públicos y una eficiente reorientación del gasto público. El binomio impuestos-gasto público es la herramienta que permite al Estado redistribuir el ingreso para lograr cubrir las necesidades de las personas menos favorecidas. De esta manera podremos lograr disminuir la enorme desigualdad que golpea a nuestro país.
Infortunadamente, la historia de Colombia ha estado plagada de reformas tributarias oportunistas, antitécnicas y que no solucionan los verdaderos problemas de fondo. Al respecto, Gustavo Humberto Cote, Exdirector de la DIAN, afirma que los intereses de los diferentes sectores económicos, los compromisos políticos de los gobiernos y congresistas de turno han pesado más que la posible voluntad política de hacer un sistema tributario eficiente, progresivo, equitativo y justo. La significativa evasión existente y los pocos resultados en su control se suman a las anteriores dificultades.
En la opinión de expertos de ANIF la próxima reforma tributaria de Colombia deberá corregir importantes problemas asociados a la estructura tributaria. Son a saber:
La falta de equidad. La tributación directa continúa recargada sobre las personas jurídicas. Solo el 13.5% de la población económicamente activa declara ingresos y solo el 4.5% contribuye con impuestos. El recaudo total del impuesto de renta es bajo y, por tanto, Colombia ha tenido que aumentar los impuestos indirectos como el IVA que es un impuesto regresivo, toda vez que castiga por igual a las personas sin importar su nivel de ingreso.
Falta de eficiencia. El sistema tributario colombiano se caracteriza por su elevado costo para recaudar impuestos. De los 14 puntos del PIB que hoy se recaudan 2 puntos se destinan a lograrlo. El sistema tributario colombiano es muy complejo. El país ocupa el puesto 99 entre 100 países en el índice de complejidad tributaria. Esta complejidad explica en gran medida los altos niveles de evasión y elusión. La evasión del impuesto de renta en Colombia está cercana al 27% y del IVA al 23%. Además, existen impuestos antitécnicos como el GMF (4x1000) que promueve la economía informal y obstaculiza la bancarización de las personas.
Bajo recaudo. Aunque se aumentó la tasa general del IVA del 16% al 19%, el recaudo efectivo no creció como se esperaba. Este se mantuvo en un 14% del PIB. En paralelo, el gasto público sigue creciendo entre el 3% y el 4% anual. Además, existen presiones de aumentar el gasto en seguridad social -Pensiones y salud-, infraestructura y educación. Así las cosas, es importante focalizar y profundizar en la calidad y transparencia en el gasto público para tener un panorama sobre la reforma fiscal requerida.
Y entonces, ¿qué hacer? Se debe construir un sistema tributario que se enfoque en lograr mayor recaudo, equidad y eficiencia. Asimismo, es conveniente incorporar los -impuestos saludables- para desestimular el consumo de alimentos ricos en azúcares libres, sal, grasa saturadas, ácidos grasos trans y, así, prevenir enfermedades como la obesidad, la diabetes, caries dentales, entre otras, mientras se aumenta el recaudo. Por último, tener un sistema que tenga pocos impuestos que apliquen progresivamente a toda la población. Las exenciones deben ser la excepción y no la regla general.
