En el programa Semana en Vivo del Canal Uno el pasado 31 de enero, al que fueron invitados Sergio Araujo, Rodrigo Lara, Angélica Lozano y Carlos Caicedo para discutir las posibles coaliciones en las elecciones presidenciales ocurrieron varios hechos interesantes. El primero de ellos fue un virulento ataque de Rodrigo Lara a Carlos Caicedo en respuesta a denuncias que él hizo de un supuesto montaje judicial para impedir que registrara su candidatura que le atribuyó a German Vargas. La actitud displicente y el talante altivo de Lara me hizo pensar en un artículo que leí años atrás titulado “Pigmalión en la Organización” que decía que las organizaciones terminan pareciéndose a sus jefes o amplificando sus defectos.
María Jimena Duzán tuvo que suspender el programa para que se dijeran por fuera de cámara lo que tenían que decirse. Cuando finalmente regresaron, Araujo y Lara se declararon de derecha, procedieron a dividir el mundo político en dos, colocando a sus partidos y sus alianzas de ese lado y a los demás, incluyendo a Sergio Fajardo y a los Verdes, como matices de izquierda. Hecha esta división procedieron a vaticinar que si sale elegido cualquiera de ellos, el país está condenado irremediablemente a convertirse en otra Venezuela, destino que se evita, según ellos, si gana la derecha.
Esta afirmación de Lara y Araujo, hijos de ministros liberales ¿de centro izquierda?, es derivada de la acusación que le hacen a todos los que no militan en la derecha de ser castro chavistas y es igualmente necia. Precisamente esa mañana había dicho César Gaviria en la W que se trata de una aseveración ridícula y que él presidió un gobierno liberal al que nadie se atrevería a ponerle esa etiqueta.
A pesar de pertenecer a movimientos que supuestamente están en competencia, actuaban los dos voceros de derecha como socios, y reservaron un comentario particularmente agrio para Sergio Fajardo a quien no le rebajaron su condición de izquierdoso pero agravada por posar, según ellos, de estar en el centro, cuando en realidad lo que le hace falta es contenido y carácter. Esto refleja su preocupación de que le gane a Germán Vargas.
Lo que no destacaron pero que se deriva de sus posiciones es que los que ahora somos supuestamente de izquierda queremos cambio y los que militan con ellos en la derecha no lo desean. No prometen combatir la corrupción porque tienen el respaldo de la maquinaria, no les interesa disminuir la desigualdad que es el gran problema de este siglo o nivelar el campo para que el acceso a oportunidades sea parejo. Están a favor de rebajar los impuestos de los ricos nada más, y algunos de ellos quisieran que el estado colombiano volviera a ser confesional. Quieren seguir haciendo caso omiso de la otra Colombia marginada que aspira a integrarse, y como el conflicto armado les ha servido de pretexto para ignorarla, necesitan que el Eln siga cometiendo atrocidades y anhelan acorralar a las Farc para que los que dejaron las armas vuelvan a ser beligerantes. En esto podría estar ayudándoles el gobierno que ni siquiera ha desembolsado los recursos para que el partido de las Farc haga campaña. ¿Qué perspectiva alentadora les brinda todo esto a los jóvenes de Colombia?