Esta es una versión del propio presidente del golpe que supuestamente se está fraguando en su contra como lo manifestó en Armenia, y por ello algunos medios y analistas internacionales comienzan a analizar si de verdad se trata de una hipótesis que guarda alguna veracidad, o qué es lo que está pasando con uno de esos pocos países en América Latina que mantiene la institucionalidad y principios de democracia. Aquí en casa, entre nosotros, salvo algunos pocos, que hemos vistos las actitudes y los excesos del presidente, sabemos que no es así. Muchos creemos que las pruebas que hoy en día existen sobre el manejo de dineros de parte de su hijo, o de personas que estuvieron cerca de la campaña como el caso de Benedetti, son ciertas, hubo irregularidades manifiestas, y por ello sin duda se trata de una treta más del presidente en la que el daño que le hace al país es inmenso. La sola noticia genera incertidumbre, caos, le genera más temor a cualquier inversionista en el país, y ni que decir los que están afuera.
Ni pensar que el Presidente crea que se trata de una versión posible. Aún más, cada día que pasa en Colombia toma más fuerza aquella versión de Germán Vargas Lleras que aseguraba hace algunos meses que no había duda de que Petro no entregaría el poder en el 2026. Al principio, en mi caso, era uno de los que creía que el exceso era de Vargas Lleras, pero no, con lo que sucede por estos días, ya preocupa, da hasta miedo, porque no sabemos hoy en el oscuro limbo institucional y en términos de democracia en el que puede terminar Colombia apenas en dos años. Algo más se señalaba en estos días, que el próximo año el presidente podría llegar a tener mayorías en la Corte Constitucional. El solo hecho de que se esté hablando en algunos medios con credibilidad, por gente seria, que hacen análisis políticos en el día a día, es el comienzo de un debate que preocupa; ni más ni menos fue el comienzo de lo que hoy vive Venezuela. A pesar de todo esto, de los tres meses que el presidente dice que le quedan en el poder, de su intervención en Armenia en la que afirma que el Consejo Nacional Electoral actúa en un exceso de poder, aún a pesar de todo ello, soy de los que creo que Colombia no se sale de su institucionalidad. Tenemos toda una historia que respalda esta postura.
Ojalá que así sea, pero lo cierto es que el solo debate, la inseguridad que genera este discurso, y lo peor, la cantidad de gente que cree que en realidad es un golpe de la institucionalidad, o quienes también apoyan la versión del presidente por intereses, unos porque están con el gobierno, otros porque están lucrándose con una corrupción que creíamos iría a ser cosas del pasado en este gobierno, o a quienes les interesa que esto se vaya al abismo, lo cierto es que la versión del presidente es irresponsable, inoportuna, genera un enorme daño al país, y da lugar a lo más grave: ahondar aún más la polarización del país.
Colombia no sale de ella, como si se tratare de algo connatural de esta sociedad de vivir siempre es esa fragmentación. El debate ya inició, el lunes el CNE entiendo que toma dentro de su competencia una de las primeras medidas para iniciar la investigación por violación de los topes, como corresponde, en circunstancias en las que es claro que esta entidad carece de cualquier competencia para destituir al presidente, ósea que lo de Petro, por lo menos ahí, es otro exceso en cuanto afirma que el presidente del congreso lo reemplazaría. Preocupa las intervenciones del presidente, el abismo en el que se encuentra el país.
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