Yo sí noté, la semana pasada, cierto alboroto de perros en la cuadra: ladraban, aullaban, corrían, y los que estaban encerrados trataban de salir.  Hasta nuestro manso perro miniatura, Black, corría por la casa, con la lengua afuera y el tuco en movimiento. Algo raro estaba sucediendo en la raza canina, pensé, y así se lo dije a mi mujer.  Ella, muy segura de sí misma, me contestó:

-Eso es que el diablo está por allí cerca, y los perros lo olfatean, y se alborotan.

-El diablo siempre anda por allí cerca –le dije- y los perros no viven alborotados, como ahora.

Llamé, entonces, a una ahijada, que trabaja en una veterinaria y peluquea perros, para comentarle lo que estaba sucediendo.

Tranquilo, padrino –me contestó. Es que comenzó el año de los perros y seguro lo están celebrando a su modo.

-¿El año de los perros?

-Sí, según el calendario chino.

Google me lo aclaró todo: el 16 de febrero comenzó el año del perro en China. No sé cómo, y Google no me lo supo decir, cómo se enteraron los perros de mi barrio, de que estaban en año nuevo, pero su celebración les duró todo el día y parte de la noche. Me hubiera gustado saber si los perros también hacen muñecos de año viejo para quemarlos, en cuyo caso hubieran tenido que quemar al gallo, pues el año pasado en China fue el año del gallo. ¡Cuántos gallos quemados habría habido!

Dicen los chinos que las personas sacan las características del animal que corresponde a cada año: ratas, culebras, sapos, conejos… De manera que los del signo perro (nacidos en años como 1958, 1970, 1982, etc) serán como los perros: mordelones, fieles, buenos amigos, juguetones, se poposean en todas partes y levantan una pata para orinar.

Desconozco si los chinos tienen  en cuenta los refranes para sus calendarios. Yo, por mi parte, amigo de ellos (de los refranes, no de los chinos) pienso que son muchos los que se refieren a los perros, y muchos los amigos, que, por sus características pueden ser del año del perro. 

Por ejemplo, cuando se dice que  “A otro perro con ese hueso”, uno piensa, de inmediato, en las propuestas del candidato Timoleón. 

Santos, según dicen, se portó con Uribe como aquellos perros que le muerden la mano al amo que le da de comer en la mano.
   
De Vargas Lleras uno podría decir que “perro que ladra, no muerde”, a lo sumo dará coscorrones.
   
Con la popularidad tan baja del presidente, los analistas consideran que en su presidencia a Santos “le fue como a los perros en misa”.
   
“Con nadadito de perro”, sería un buen refrán para Marta Lucía, que, poco a poco se va acercando a la Casa de Nariño.
   
Entre los senadores Uribe y Cepeda se han formado unos agarrones como aquellos que se dan en las “peleas de perros y gatos”. ¿Cuál es el perro y cuál el gato?, vaya uno a saber.
     
“Ladran, luego cabalgamos”, le dijo don Quijote a Sancho, palabras que ahora dizque le repite Uribe a su candidato Iván Duque.
   
En fin, en este año del perro y año de elecciones presidenciales, veremos al ganador, la noche del triunfo, moviendo  el tuco de alegría. Los demás aullarán de tristeza, al ver que perdieron su plata, sus energías, su tiempo y hasta a sus amigos. Y ladrarán, como le ladran los perros a la luna.