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Los impactos del turismo
El turismo también da vida y sostiene la vida de quienes lo practican y contribuyen a su práctica.
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Sábado, 8 de Junio de 2024

Todos hemos sido turistas en algún lugar de nuestro departamento, país o planeta. ¡Qué sensación más enriquecedora, llena de expectativas y alegrías, que cambiar nuestro entorno cotidiano por nuevas aventuras o experiencias! Hoy esta narrativa está cogiendo mucha fuerza, pues incluso se le ha denominado “la fábrica o chimenea sin humo”, la cual produce grandes entradas financieras.  

El turismo es la fuerza que mueve gran parte de la economía de las regiones. Las atracciones turísticas, los tiquetes de avión, tren, barco y transporte público, la restauración del patrimonio histórico, cultural y muchos otros factores, son fundamentales para el sector del turismo, que aporta grandes cantidades de dinero a los países.

Sin embargo, el turismo como tal es un tema que engendra un impacto muy notable. Si hablamos de todas las fibras que toca en la sociedad, entramos en caminos mucho más complejos.

Tenemos que empezar a pensar en el choque que ocasiona, tanto en las comunidades receptoras como en las emisoras. En estas deja huella en su desarrollo territorial, provoca impactos ambientales, modifica los espacios de acción, influye en la cultura e identidad de los anfitriones y en la estructura social, sólo por mencionar algunos factores.

Como es evidente, el turismo penetra en casi todos los actores y espacios en los que se desenvuelve. Siempre tendrá un lado positivo y otro negativo, pero nunca podrá dejar de existir. El turismo también da vida y sostiene la vida de quienes lo practican y contribuyen a su práctica.

Uno de los índices de medición más concreto del turismo es el económico, que a veces prima sobre otros no menos relevantes, ya que este contribuye a incrementar los beneficios de las empresas implicadas, incluyendo proveedores. Mediante la inyección de capital proveniente de los turistas, promueve la generación de empleo y, por consiguiente, el aumento de ingresos en las ciudades.

Pero no todo es color de rosa en este sector. Tres de sus mayores impactos negativos son: 1. La inflación: A veces, el turismo es un claro ejemplo de la inflación que se produce en un mercado por ofrecer más de lo que se tiene, lo que conlleva el incremento de los precios en los servicios de hotelería y alimentación.

2. Distorsiones en la economía local: La explotación de las regiones se incrementa más por el excesivo uso por parte de los visitantes y por la llegada de trabajadores de otras zonas, quienes vienen en busca de las oportunidades que no encuentran en sus lugares de origen. 3. Especulación: Las temporadas altas son el foco primario de especulación en el sector hotelero. Se suele creer que una futura mayor afluencia de público resolverá los inconvenientes actuales del negocio.

Otros impactos negativos que se suman son la desculturización del destino, que se explica como la manera en la que la población anfitriona se ve obligada a asumir patrones culturales diferentes a las tradiciones, con el fin de promocionar dicho destino y atraer nuevos públicos. Estos se pueden resumir en la degradación del entorno auspiciada por la polución, el agotamiento de los recursos, la destrucción o deterioro de la fauna y la flora local, la congestión en el tráfico y la contaminación arquitectónica, entre otras.

Con esto no quiero decir que debemos oponernos al turismo como alternativa de generación de ingresos y de muestra de identidad cultural de lo que somos. Sin embargo, el turismo debe ser responsable, equilibrado y a toda costa, debe evitarse para disfrazar acciones ilícitas, explotación sexual infantil, tráfico de fauna y flora.


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