Quienes hemos estado vinculados a la educación superior, oímos por estos días los reclamos de muchos estudiantes que se encuentran frente a la incertidumbre de tener que parar su proceso de formación universitaria, pues las declaraciones del ministro del ramo en el sentido de que 200.000 alumnos no podrán acceder a los créditos que venían disfrutando, los ha dejado en el limbo frente a sus aspiraciones.
En materia educativa se han hecho anuncios que han resultado ligeros y que no consultan las realidades del sector, lo que no solo ha generado falsas expectativas, sino que además se han estrellado con una realidad que señala otra cosa.
Muchos ejemplos tenemos: la oferta de aceptar 500.000 alumnos nuevos por parte de las universidades públicas no pudo encontrar desarrollo y más bien el mismo ministerio reveló que el gobierno nacional le tenía una deuda a esas instituciones que llega a los $18 billones y que tiene al borde de la crisis a varias de ellas.
También se anunció una reforma a la educación superior con el propósito de ajustar toda la normativa al respecto y oxigenar al sector, pero después de muchas mesas de trabajo, se tomó la determinación de cancelar el proyecto.
Y ahora nos sorprendemos con la crisis del Icetex, institución fundamental que ha funcionado por décadas para facilitar créditos a muchos estudiantes que no encuentran espacio en las universidades públicas. Se anunció inicialmente que se condonarían deudas y después, que se dirigiría la institución a financiar créditos en el exterior, para después señalar que no había plata, que el ministerio de Educación no tenía nada que ver con el instituto y que por lo tanto no habría desembolsos para 200.000 estudiantes que deberían iniciar estudios en el 2025.
Todo eso hace necesario y urgente la unificación de un criterio, en donde se involucren las responsabilidades que recaen en el mismo presidente de la República, en el ministerio de Educación y en el ministerio de Hacienda.
Me temo que hay información equivocada, que no existen criterios suficientemente sopesados y valorados, y por lo tanto las políticas públicas al respecto carecen de bases sólidas
No nos explicamos que, habiendo anuncios de la baja ejecución presupuestal, que en octubre apenas había estado por encima del 40%, no existan recursos para poder atender estas urgencias de la juventud colombiana, que además representa el futuro dentro de lo que significa el relevo generacional, para que los nuevos elementos de la clase dirigente puedan estar en capacidad de llegar a sus instancias suficientemente capacitados.
De otro lado, los 200,000 alumnos apartados del crédito educativo, merecen una respuesta seria y urgente, pues iniciaron un programa de capacitación con base en unas expectativas que el mismo gobierno les dio.
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