La Calle 11, es una de las principales arterias viales de Cúcuta, sin embargo el trato dado a la misma, además de sorprender a residentes y visitantes por la cantidad de “estorbos” enterrados, creo que ni siquiera la persona que ordenó su instalación, entiende el por qué lo hizo, toda vez que en el sitio en mención se ubican toda clase de ventas ambulantes. 

Sobre la misma vía, existen variedad de señales verticales (algunas innecesarias), advirtiendo sobre la prohibición de estacionar o de detener la marcha para dejar o subir pasajeros, pero para la gran mayoría de conductores incluyendo los que conforman la denominada mancha amarilla, los letreros son decorativos y sumado a lo anterior, se volvió un paradero de taxis a la vista de la autoridad, invadiendo un carril.

Antes de intervenir equivocadamente dicha calle, la oferta era de cuatro carriles, pero caprichosamente la volvieron en tres; quitando el carril de los taxis y contando que uno de cada cinco vehículos detiene su marcha sobre uno de los carriles libres, tan solo quedaría uno solo para el flujo vehicular de cientos de automotores que por diferentes circunstancias, deben transitarla y es en ese instante donde se genera el trancón y eso que no conté que la carpeta presenta protuberantes fallas como consecuencia de débiles intervenciones y descuido en el mantenimiento, previo a su total deterioro. 

Lo único de rescatar es la cicloruta, pero infortunadamente es utilizada por varios conductores de motocicleta, dueños de todas las vías del país, como se evidencia a diario no solo en Cúcuta sino en todo Colombia. 

Se trata de que algún candidato al primer cargo del municipio se pronuncie seriamente frente al tema de la movilidad, pirámide que incluye tanto a peatones como a vehículos en sus diferentes tipos, sumando a lo anterior, el plan que contenga la rehabilitación de la red vial urbana, porque en este tema poco o nada han dicho. 

Es muy cierto que el problema de la inseguridad debe tener la prioridad que amerita la protección ciudadana, pero también el mal estado de las rutas que presta el servicio público, obliga a las empresas a descuidar las rutas y horarios asignados, permitiendo el crecimiento exponencial del transporte informal en todas sus modalidades y es precisamente ese problema el que azota a los ciudadanos, principalmente a los que residen en los sectores marginales de la ciudad.

Estaré atento a las propuestas de los candidatos en especial, las que apunten a temas relacionados con la movilidad, seguro que muchos de ellos no tienen la menor idea de resolver el significativo menú de necesidades que se derivan de las decisiones equivocadas en materia de inversión o las que no se han tenido en cuenta, situación que afecta a todos los conductores, concluyendo que es hora de retirar los estorbos que afectan el libre tránsito de automotores sobre la Calle 11. 

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