En Colombia, el secuestro ha sido una tragedia que ha afectado profundamente a la sociedad durante muchos años. Recientemente, el país se ha estremecido ante el secuestro de Luis Manuel Díaz.
Este caso ha reactivado la atención nacional sobre el problema del secuestro en Colombia. Las preocupantes estadísticas relacionadas con este delito han vuelto a ocupar un lugar central en la conciencia pública, destacando la persistente amenaza que representa. Según datos oficiales del Ministerio de Defensa, durante el período de enero a septiembre de 2023, los secuestros extorsivos aumentaron un 82%, y los de tipo simple se incrementaron en un 48%. A su vez, Juanita Goebertus, directora de Human Rights Watch, destacó un aumento del 67% a nivel nacional en el último año. Estas estadísticas evidencian la gravedad de la situación y la imperante necesidad de tomar medidas efectivas para salvaguardar a la población.
Ante esta alarmante realidad, es fundamental que exijamos con igual fervor y compromiso la liberación de todas las víctimas, sin importar su fama o notoriedad. Todos tienen el mismo derecho a la libertad y a la seguridad. Así como pedimos la liberación del padre de nuestro ídolo, debemos exigir con el mismo ímpetu la liberación de todos los secuestrados que sufren en silencio, alejados de los reflectores mediáticos.
En cuanto al secuestro del señor Díaz, es importante mencionar cómo algunas decisiones gubernamentales pueden haber influido. El cese al fuego, en lugar de garantizar la seguridad de la sociedad, limitó la capacidad de acción de nuestra fuerza pública, poniendo al país en riesgo. ¿Por qué no se incluyó el secuestro en el acuerdo? Es imperante que se asuma la responsabilidad por esta omisión. Estas condiciones nefastas ataron las manos de la fuerza pública y permitieron que estos narcoterroristas continuaran cometiendo acciones criminales. Pablo Beltrán fue contundente al afirmar que no dejarían de secuestrar ni de extorsionar para financiarse, y el gobierno, así como
los negociadores y los garantes, guardaron silencio ante esta grave amenaza. Se le atribuyen 23 secuestros a este grupo.
A la mayoría de los colombianos nos queda claro que el ELN carece de voluntad de paz. También se confirma que carece de un liderazgo centralizado. Este improvisado proceso de paz logrará conseguir beneficios e impunidad para aquellos en el supuesto comando central, que están tomando ron y bailando al son cubano en La Habana y que solo comandan al comisionado de paz del gobierno. Danilo Rueda debería fingir al menos un poco su cercanía y defensa de los intereses de estos bandidos. Es increíble que, a pesar de este secuestro y del dolor que ha causado a todos, él haya continuado hablando de beneficios políticos para este grupo en sus declaraciones.
¿Gobierno arrodillado o aliado de los grupos al margen de la ley? Juzguen ustedes También es crucial señalar la pasividad de la ONU en este asunto; actúa como un convidado de piedra en la mesa de negociación, sin ejercer el impacto necesario para proteger los derechos humanos. El Representante Especial en Colombia, Carlos Ruiz, solicitó la liberación de Díaz, pero en el último año no se le ha visto pronunciarse exigiendo la liberación de los demás secuestrados. Parece más un funcionario del gobierno. Esta inacción de la ONU la ha llevado a ser percibida como una entidad obsoleta y carente de efectividad en el mundo, con demasiada burocracia y escasa acción.
Hoy hago un llamado para que exijamos la liberación de TODOS los secuestrados. No podemos darles la espalda. Juan Carlos Bayter Bustamante, Ulises Horacio Torres, José Emerson Díaz y muchos otros necesitan que seamos su voz.
*Adenda:* Petro se comporta como un niño caprichoso y malcriado tratando de
convencernos que ganó las elecciones. ¿Será mucho pedir que comience a gobernar y evite llevarnos a un estado fallido?
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