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A la pata de las reinas
Perdonen que este año no las pude acompañar, pero el cierre de la frontera nos dañó el caminado y la billetera se adelgazó. 
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Miércoles, 4 de Noviembre de 2015

Mis muchachitas queridas:

Perdonen que este año no las pude acompañar, pero el cierre de la frontera nos dañó el caminado y la billetera se adelgazó. 

Le solicité un préstamo al director del periódico para poderlas acompañar, pero me salió con el cuento de que los políticos no le habían pagado todavía la propaganda que les hizo y que el saldo estaba en rojo y que, si no pagaban, no iba a tener ni para las hayaquitas de diciembre.

Me dio pesar con el hombre porque con los políticos la cosa es a otro precio. 

Los que perdieron no pagan porque quedaron quebrados, y los que ganaron tampoco pagan porque todavía no han empezado a recibir los sueldos y las comisiones. 

Le dije, entonces, a mi mujer que de las sabrosas hayacas que ella prepara en la temporada, me aparte unas dos o tres para llevarle al jefe, porque hoy por ti y mañana por mí. 

Además, no comer hayacas en diciembre es como ir a Pamplona y no comer colaciones donde las Sandoval, o pasar por La Garita y no comer cuca con queso.

Y es que por aquí la situa está jodida, mis adoradas sardinas.  El vecino presidente Maduro, cucuteño por más señas, nos envainó. 

No sé por qué razón se vino lanza en ristre contra nosotros y nos cerró el puente y las trochas, y los que vivimos del comercio internacional quedamos mirando para San Felipe.

Ya no podemos pasar gasolinita, ni harinapán, ni huevos para revender, lo que quiere decir que los ingresos mermaron. 

Quise romper el marranito para no fallarle a Raimundo, pero encontré que en la casa ya se me habían adelantado. Por un hueco camuflado debajo de la cola le fueron sacando las monedas, y ahora el pobre marranito está flaco como todos los cucuteños. 

Les cuento todo esto para que entiendan sus mercedes que no fue por mala voluntad que este año no las acompañé. Pero por la tele y por internet y por las redes ando muy al tanto de ustedes. 

Allá en Cartagena tengo un gran amigo que fue notario aquí en Cúcuta y ahora se volvió costeño. Le pediré que las acompañe y que esté pendiente de ustedes. 

Él, como buen boyacense, es todo un caballero y estoy seguro de que las tratará con dulzura, como él sabe tratar a las mujeres. Si algo necesitan, acudan a él, con toda confianza. 

No es sino que le digan que van de parte mía. Por el privado les daré el  correo y meil y el número telefónico para que lo llamen. El tipo es buena gente, y hasta las acompaña al mar, aunque no sabe nadar.

Bueno, mis chaticas, queridas. Pórtense bien. Vean que todo el mundo está pendiente de ustedes. No tan ligeras de ropas ni con  escotes profundos, que eso no le gusta a Francisco ni al Procurador.

Besen a cuanto negrito se les aparezca y sonrían, sonrían siempre, aunque les aprieten las zapatillas y aunque tengan cólicos.

Una última cosita: Resulta que ahora están invitando gratis a todo el mundo a La Habana. Si las convidan, háganse las zocas y no vayan. Ese barco está que se hunde, y es mejor prevenir que curar.

Soy de ustedes, affmo.

Gustavo

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