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Hablemos de fútbol
Así pues, las redes sociales ahora tendrán que transmitir mensajes de gratitud a Pékerman.
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Miércoles, 11 de Octubre de 2017

Afortunadamente el presidente Santos no viajó a Lima a acompañar a nuestra selección en el último partido de la eliminatoria. Dicen las redes sociales que el presidente estuvo en el camerino de Colombia antes del partido contra Paraguay. Al presidente se le agradece su buena voluntad y se le abonan sus deseos de pantalla, pero para nadie en Colombia es un secreto que la energía del presidente, como su popularidad andan por debajo del límite permitido. Obviamente con semejante influencia, dándoles la mano a todos los jugadores y deseándoles suerte, logró todo lo contrario.

Esta vez, frente al Perú, el presidente aprendió la lección. Era preferible ver el partido desde la comodidad de su sillón, en compañía de sus íntimos, saboreando unos amarillos y pidiendo algunas picadas para la noche. De esta manera el presidente hizo patria porque no permitió que su baja energía influyera negativamente en nuestros muchachos. Colombia entera le agradece al presidente este gesto de buen gobernante, lo cual permitió que la selección clasificara para el mundial de Rusia 2018.

Con el presidente Santos sucede lo que sucede en los casinos. Cuando algún jugador va ganando en alguno de los garitos, de pronto se le acerca un curioso, sapo, metiche a ver ganar al jugador, y de pronto a este se le voltea la buena suerte por culpa del intruso que no llega a jugar sino a curiosear. El jugador, entonces, toma una manotada de fichas y se las regala al fisgón para que se vaya a otra mesa a jugar, con lo cual el jugador recobra la buena suerte que había empezado a perder por la influencia negativa del recién llegado.

De manera que le agradecemos al presidente su gesto de buena voluntad, como le agradecemos muchas de sus acciones de buen gobernante. Cuando estemos clasificando a la final de Rusia le pediremos también al presidente Santos que ni se atreva a acercarse a los partidos para no dañarle el caminado a nuestra selección en busca de la copa del Kremlin.

En este punto yo recuerdo que en Las Mercedes hubo una vez un equipo de rodillones con un nombre famoso: Real Mercedes. Era la época en que el Real Madrid estaba empezando su brillante carrera futbolística y obviamente el Real Mercedes quería seguir los mismos pasos de campeón mundial. Allí jugaban señores de 45 y 50 años, cuyos nombres hoy venero: Ramón Morantes, Isidoro Acuña, Juan Singorro, Chete Mendoza y otros viejones que soltaban las herramientas todos los días a las 5:00 de la tarde y corrían a la plaza a darle pata al balón. El Real Mercedes hacia giras a los pueblos vecinos y casi siempre ganaba, pero ponía una condición: que ni los enfermos, ni los deprimidos, ni los aburridos, ni los estresados, se acercaran a la cancha. Esto quiere decir que todo el mundo se cuida de las influencias negativas de los espectadores para poder conseguir el triunfo.

Cuando estudiaba yo en Pamplona, el equipo del colegio también tuvo alguna importancia y el secreto estaba en que jugaban bien al fútbol y en que no permitían que los enfermos se acercaran de observadores.

Así pues, las redes sociales ahora tendrán que transmitir mensajes de gratitud por un lado a Pékerman (pobre viejo al que casi le da un yeyo en los dos últimos partidos) por la dirección técnica. Gracias al cucuteño James por sus jugadas, huevos y goles. Gracias a Falcao porque sigue siendo de lo mejor de Colombia. Gracias a la hinchada amarilla que siempre ha acompañado a nuestra selección. Y gracias de nuevo a Juanpa por permitirnos con su ausencia saborear el triunfo de la clasificación.

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