Los deseos para que el año que empieza sea próspero y feliz se van decantando a medida, que al terminar las celebraciones decembrinas, nos encontramos con las fechas y cifras que se vienen encima.

En cuanto a fechas, tenemos por lo menos tres que nos inquietan, a saber: El 6 de agosto termina el mandato presidencial de Juan Manuel Santos y, en consecuencia, al día siguiente empieza el período del nuevo Presidente de la República. 

Como es lógico, estos hechos alegrarán y entristecerán a los colombianos por partes iguales como viene ocurriendo con los acontecimientos de los últimos años.

El 11 de marzo se efectuarán las elecciones legislativas que indicarán cuál será el devenir de la política en los próximos años, y sobre las cuales los ciudadanos tenemos una gran responsabilidad. No deja de ser preocupante su resultado. El 27 de mayo será la elección del Presidente. 

Este evento marcará el camino que va a seguir Colombia en el próximo futuro y, por tanto, está en manos del pueblo escoger su destino. 

Aunque se piense que la incertidumbre sobre quién será el próximo Primer Mandatario es lamentable, creo, por el contrario, que es una oportunidad excelente para el ejercicio democrático en el que se expresen las mayorías.

En Colombia hay algunos sectores, especialmente de la élite capitalina, que considera a la oposición política como una actuación antipatriótica porque están acostumbrados a vivir sin sobresaltos de los privilegios del poder. 

Y había una estrategia perversa que era calificar de oposición a algunas manifestaciones menores con lo cual se justificaba el supuesto imperio de la democracia.

Hoy vamos a ver enfrentados a dos grandes segmentos de la nación que, en su momento, se mostrarán claramente cuando se efectúe la segunda vuelta en las elecciones presidenciales. 

Es la ocasión de decidir el futuro de Colombia.

En cuanto a cifras, hay varias muy preocupantes como la baja de la calificación crediticia de Colombia que, por más explicaciones que dé el Ministro de Hacienda, significará restricciones en el endeudamiento y elevación de las tasas de interés.

El desempleo aumentó para situarse en un 8.4%. El desempeño industrial va en caída franca. El salario mínimo legal se fijó por acuerdo en $781.242 que significó un aumento del 5.9%

Esto para no repetir la cifra escalofriante de los cultivos ilícitos que se ubica por el orden de 190.000 hectáreas, y el aumento incontrolado del tráfico de drogas que inunda las fronteras de EE.UU. Centroamérica y Europa, como lo informan los medios todos los días.

Es muy triste el desempeño del gobierno Santos, al que elegimos suponiendo sus capacidades como conductor de la economía nacional y líder del país. En fin, ya comenzamos un nuevo año y debemos hacer lo posible para mejorar.