Hace unos días, tuve la grata impresión de ver grupos de uniformados pertenecientes a nuestra querida institución en su especialidad Tránsito y Transporte con organizados operativos de seguridad en varias vías que por la alegría que imprime la navidad, se saturan con cientos de vehículos en nuestras angostas vías.
Curiosamente, ese día, no había ni un solo automotor estacionado en sitios prohibidos, pese que se trataba de vías arterias como la avenida 7, la calle 9 y otras que históricamente han sido el dolor de cabeza de todas las administraciones, pero que misteriosamente con la simple presencia de los policiales, el flujo automotor era tan evidente, que hasta los buses y busetas, se sumaron a un interesante proceso de cultura ciudadana.
Algo que me llamó poderosamente la atención, fueron los conductores de motocicleta que transitaban en fila sobre el carril derecho, sin realizar los peligrosos e incómodos malabares, que ponen en riesgo a los demás conductores y por supuesto a los peatones, primeros en la pirámide de la movilidad.
En un momento dado, apareció el alcalde Yáñez en compañía del Secretario de Tránsito y con megáfono en mano, recordaba a los ciudadanos sus promesas de campaña con singulares propósitos (no robar, no engañar, no mentir, etc.) y varias personas aplaudían sin cansancio las obras públicas ejecutadas las cuales se acompañaron de nutridas siembras de árboles, que según sus cifras superaron los cien mil, que fueron cuidados juiciosamente por la ciudadanía, hasta que fueron adoptados por la madre naturaleza. Hoy son hermosos arbustos.
No faltó aquel ciudadano que señalaba el significativo número de obras que no llegarían a su terminación, entre ellas parques, separadores y en particular el pésimo estado de la malla vial y el risueño Alcalde, aseguraba una y otra vez que todo se entregaría antes de finalizar el año, porque según él, lo más importante era que los propósitos se habían cumplido.
Es decir, que en su administración no se registraron escándalos relacionados con corrupción y que todo se trataba de malos entendidos. La verdad, que utilizó un tono de voz tan conciliador, que los reclamos se quedaron en una pataleta de algún desubicado ciudadano que de seguro no pudo ser favorecido con alguno de los cientos de contratos que juiciosamente ejecutaron.
Minutos más tarde, apareció el Director del Área Metropolitana, quien de manera responsable, se comprometió a hacer efectivas las pólizas de aquellas obras que por diferentes circunstancias no se habían ejecutado en los plazos previstos en los respectivos contratos y en aquellas que prematuramente presentaran deterioro como por ejemplo los pasos peatonales construidos con ladrillo sobre la calle 10.
La verdad, mi cerebro, ojos y oídos no daban crédito a lo que estaba pasando y fue en ese preciso instante cuando desperté. Solo era un sueño y por tal motivo, pienso que muchas personas coinciden conmigo en que quizás la movilidad tenga un puesto importante en la nueva administración, en el entendido que hay decenas de ingenieros de vías y transporte, sedientos de entregar lo mejor de sí para nuestra ciudad, para que por fin, tengamos excelentes noticias.
