La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Columnistas
Eureka, las topamos
El 12 de octubre de 1492.
Authored by
Martes, 12 de Octubre de 2021

El grito fue de Cristóbal Colón y sus alegres muchachos, el 12 de octubre de 1492, es decir, hoy hace 529 años, bien contados, cuando de buenas a primeras, en medio del mar, se toparon con las Indias. Eso creían ellos, pero la verdad es que estaban equivocados. Había indias, sí, pero no eran las Indias Orientales.

Sin embargo, a Colón no le ha ido muy bien. Sus enemigos lo atacan porque sí y porque no, de ladrón hijuetantas no lo bajan mientras lo bajan de los monumentos, y muchos de la primera línea quieren sacarlo de las páginas de la historia, como si la historia fuera una cuestión de páginas y de monumentos.

Algunos lo llamaron loco y hasta lo persiguieron por sus ideas.  En la escuela nos enseñaron que el tipo era italiano. Ahora dicen que no, que era de España, y algunos hasta aseguran que era portugués. De malas, que ni siquiera tiene patria conocida. Pero no es el único. A Homero, el poeta griego, su cuna se la disputan siete ciudades de Grecia. De Lucio Pabón Núñez algunos dicen que es de Convención, y otros, que es de Villacaro. Y en mi caso sucede algo parecido, pero al revés: Ni Las Mercedes, ni La Victoria, ni Sardinata, reconocen que yo soy su hijo. (“De malas que es uno”: Tolo).

En una cartilla de la escuela, decía que el padre de Cristóbal Colón cardaba lana. Cuando le preguntamos a la maestra qué era cardar lana, ella nos dijo que había un error en la cartilla pues debía decir “que cargaba lana”.

Para financiar su viaje acudió al gobierno italiano y al portugués, y los mandamases le hicieron pistola. Entonces se hizo amigo de la reina Isabel la Católica de España, le picó el ojo y se la comió a carreta. Dicen que la reina empeñó sus alhajas, a escondidas de su marido, el rey, para darle la platica a su favorecido Cristóbal. Según fuentes que llaman fidedignas, la reina  ni vendió, ni empeñó una sola argolla. El hombre tuvo que acudir a los prestamistas y a los del sistema del día a día. Y parece que no consiguió tres carabelas, como nos enseñaron, sino dos. La otra era una “nao”, embarcación pequeña, no apta para largos viajes marinos.

Ya en alta mar, Colón y su gente vieron las verdes y las maduras. Y tuvo que enfrentar hasta conatos de rebeldía entre su misma gente porque,  después de varias semanas de navegación, no llegaban a la tierra prometida. Incluso casi que cuelgan a don Juan de la Cosa y a otros comandantes. Pero Cristóbal hábilmente manejó la situación.

Al fin, en la madrugada del 12 de octubre, avistaron tierra. Los chistosos, que nunca faltan, dicen que Colón divisó unas luces a la distancia, por lo que, emocionado, gritó “Tierra a la vista”, a lo cual, un grumete le arrojó un puñado de arena a los ojos. Los viajantes descendieron de La Pinta, la Niña y la Santamaría, y se encontraron con un mundo nuevo, rico y lleno de fantasías y colores. Habían descubierto un continente, hasta entonces desconocido. Sin embargo, los enemigos de Colón aseguran que ya los vikingos y los chinos y los escandinavos habían llegado a estas tierras. Puede ser cierto.  Pero nadie lo había dado a conocer, como el amigo Cristóbal.

Sea lo que sea, pienso que debemos honrar la memoria de Cristóbal  Colón que, un día, como hoy, se topó con nuestros antepasados, a quienes llamó indios. Y es cierto. Entre nosotros abunda mucho indio.  

    gusgomar@hotmail.com

Temas del Día