En esta ocasión el festín por la presidencia de la república se anticipó bastante al calendario con el cual oficialmente se inicia la campaña que pueden hacer los aspirantes a ocupar este cargo y para la fecha se sabe de unas tres decenas de hombres y mujeres con la intención de participar en el evento democrático. El hecho de adelantar la contienda preelectoral, hizo que las discusiones se trasladaran a los medios de comunicación y las redes sociales, lo cual ha dado para muchas situaciones de enfrentamiento entre los precandidatos, sin que falten las agresiones verbales.
Entre otros aspectos relevantes del acontecer de la política criolla, en periodos de agitación por las elecciones, están las manifestaciones de apoyo y adhesiones a uno u otro candidato de aquellos por aquellos que se siente con capacidad para hacerlo. Son por tanto llamativas las expresiones de algunos reencauchados en materia política como Piedad Córdoba, muy de la entraña de Hugo Chávez y sus políticas; ella después de una iluminación –no divina- decidió apoyar a Gustavo Petro de quien en el pasado había declarado que era un mal ser humano y nunca votaría por él. ¿Por el bien de la patria habrá cambiado de opinión?
Otra situación es la protagonizada por los camaleónicos que hacen parte de este paisaje, esta práctica se refiere a quien tiene gran habilidad para transformarse según la situación. El ejemplo más vistoso es el de Roy Barreras, él empezó su actividad política en las juventudes galanistas, luego fue elegido representante a la cámara por Cambio Radical, después saltó al partido de la U y fue elegido senador y ahora hace parte del pacto histórico con la pretensión de ser presidente de la república. ¿Después de tantas maniobras de saltimbanqui todavía habrá alguien a quien le genere confianza como político o administrador?
Ese acomodo a las circunstancias y como se dibujen las posibilidades individuales fundadas en el apetito personal es lo que se estila y ponen en práctica muchos de los representantes de la clase política, el servicio a la comunidad queda relegado, pero es a los electores a quienes necesitan, mientras que ellos se ilusionan con tener buenos políticos revestidos de honestidad. Es reiterado el irrespeto al elector con sus posiciones personales y el acomodo conforme se van dando los acontecimientos en el discurrir de la vida pública y política, de tal forma que le renten beneficios para sí mismos. Ese es el negocio.
Parece que la verdad de ayer en boca de algunos políticos, luego se convierte con el paso del tiempo en falsedad, antes fue no y ahora si o al contrario. ¿Cómo tener confianza entonces en quienes muestran esa conducta? Por ahí es por donde deben decantarse las preferencias para escoger al mejor, preferir a quien no se cambie cuando se le ocurre o conviene, mimetizándose para sacar partido y ganancias personales.
En este caso se trata de la presidencia de la república, el primer cargo del país, al que no deben llegar los que pretendan mediante triquiñuelas y discursos engañabobos lograr sus objetivos. Ni incendiarios, ni demagogos merecen la confianza del votante, sino aquellos que tengan franqueza y apego a la verdad al ofrecer sus servicios a los colombianos. Hay que escoger bien, ojo con el falso mesías, los ejemplos de quienes llegaron al poder con este discurso son bien conocidos y se sabe de su incapacidad para gobernar y sus habilidades para concentrar capitales y poder. En el centro está la alternativa.
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