La destrucción que deja el narcotráfico tiene consecuencias en el ecosistema, la salud, la seguridad y el desarrollo social de los territorios que padecen este flagelo.
Según el Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (SIMCI) de las Naciones Unidas al finalizar el 2019 se registraron en Colombia 154.000 hectáreas sembradas con coca, cifra que, aunque representa una reducción del 9%, comparado con el 2018, y se aleja de la cifra pico del 2017, cuando se presentaron 171.000 hectáreas, aún sigue siendo alarmante, más si se tiene en cuenta que el potencial de producción de clorhidrato de cocaína pura aumentó en 1,5% en relación con el 2018.
El incremento en la productividad se debe a la concentración del 36% del área sembrada con coca en enclaves ubicados en Norte de Santander, Nariño, Cauca, Valle del Cauca, Antioquia y Putumayo; que están siendo más competitivos debido al incremento en la rentabilidad de los cultivos y a la mejora en los procesos de extracción y refinación.
No hay duda de que los cultivos ilícitos son el combustible para las economías ilegales en las regiones, donde las comunidades padecen la violencia e intimidación por parte de los grupos criminales que disputan el control del negocio. De los 176 municipios en los que se detectaron cultivos de hoja de coca, de acuerdo con el Sistema Integrado de Cultivos Ilícitos (SIMCI), en el año 2020 en 166 municipios se presentaron 3.221 casos de presuntos homicidios, de los cuales 2.781 tuvieron como posible causa el uso de arma de fuego.
En relación con los mismos 176 municipios con presencia de hoja de coca, al 28 de febrero de 2021 se registraron 548 presuntos homicidios en 103 de estas localidades. 478 de esos casos tienen como posible causa el uso de arma de fuego. La información sobre presuntos homicidios corresponde a los años 2020 y 2021 y es suministrada por la Policía Nacional al Observatorio de Drogas de Colombia.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas 2019, más de 2,3 millones de colombianos han consumido sustancias ilícitas, situación preocupante que se agrava por el comportamiento de un mercado que cada día se expande y diversifica. Al respecto, el Sistema de Alertas Tempranas del Observatorio de Drogas de Colombia detectó la presencia de tres nuevas sustancias psicoactivas en el país, en medio de un fenómeno de adulteración y dosificación que puede producir daños severos en la salud de los consumidores.
Respecto al daño ambiental, para el año 2019 se detectaron 9.296 hectáreas deforestadas por cultivos de coca, distribuidas en 14 departamentos. El IDEAM reveló que para el 2019 se contaba con 12 núcleos de deforestación, siendo una de las causas directas los cultivos ilícitos.
Para enfrentar el problema del narcotráfico y las drogas, el Gobierno nacional formuló la Política “Ruta Futuro”, que consiste en una intervención integral, equilibrada y eficaz que ataca con rigor toda la cadena criminal del narcotráfico, acompañada de programas de desarrollo territorial, social, ambiental y económico. Esta política se sustenta en cinco pilares: reducir el consumo de drogas y su impacto, reducir la disponibilidad de la droga, desarticular y afectar las estructuras criminales, afectar las economías y rentas criminales y generar condiciones territoriales para impulsar las economías lícitas rurales y urbanas.
En el plan de acción de “Ruta Futuro” intervienen 43 entidades del nivel nacional que trabajan de la mano con las autoridades y las comunidades de los territorios.
El país tiene que combatir con todas las herramientas posibles el problema del narcotráfico. El Gobierno quebró la tendencia de crecimiento de los cultivos de coca y es claro que se debe perseguir cada uno de los eslabones de la cadena criminal del narcotráfico, de la mano de programas que modifiquen las condiciones territoriales como los PDET y el Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito.
Ministro de Justicia y del Derecho*