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El desastre de Bogotá
Por el otro, la Alcaldesa empezó por subestimar la naturaleza y el riesgo del Covid-19. 
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Martes, 28 de Abril de 2020

Será fundamental que gobernadores y alcaldes entiendan a cabalidad que hay que poner en marcha la economía, tan rápidamente como sea prudente para no poner en riesgo los éxitos conseguidos con la cuarentena que de manera oportuna decretó el presidente Duque. Al viernes, los pacientes con Covid-19 estaban ocupando solo el 2,1% de las camas UCI del país.

Por eso son incomprensibles, como no sea porque sus legítimas aspiraciones políticas le nublan, las declaraciones de la alcaldesa de Bogotá. Claudia López venía haciéndolo bien. Pero su conducta durante esta crisis ha sido, como mínimo, errática.

Por un lado, su Secretaria de Desarrollo sostuvo que en Bogotá el 75% de las empresas puede aguantar 65 días “sin vender un fríjol”. En España, en 15 días sin facturar el 75% de empresas tiene problemas de liquidez. En EE.UU., el 50% de pymes resiste 27 días, y el 25% se quiebra a los 13. Si las decisiones en la capital se han tomado sobre esa base, la ciudad está en serísimos problemas.

Por el otro, la Alcaldesa empezó por subestimar la naturaleza y el riesgo del Covid-19. El 08 de marzo sostuvo que el Covid19 era un “tipo común de gripa” y con ello generó un gran impacto de desinformación.

Después, decidió echarle la culpa a Opain, operadora de El Dorado, y al Presidente, a quien acusó de no haber cerrado el aeropuerto, por el alto número de contagios en la ciudad. Dijo que ella”lo hubiera cerrado en febrero, sin duda”. Olvidó que el 16 de marzo había solicitado, casi al borde del llanto, que se permitiera la entrada de vuelos incluso de países “con contagio” porque Bogotá “también tenía contagiados”. Para rematar, el control sanitario de El Dorado le corresponde por ley a la Secretaría de Salud de Bogotá y que esa Secretaría apenas tenía un médico y dos auxiliares de enfermería para atender un aeropuerto que el año pasado movió más de 35 millones de pasajeros. Ese grupo fue ampliado a mediados de marzo a cuatro auxiliares por turno y se agregaron una enfermera y un epidemiólogo. Un equipo muy pequeño para hacer el control sanitario de los miles de pasajeros que entraron en la semana antes al cierre del aeropuerto. Si el alto número de contagios en la ciudad se debió a los viajeros infectados  ue llegaron por El Dorado, como la Alcaldesa dice, toda la responsabilidad es de ella y de nadie más.

Y ahora cuando Duque dio la orden de permitir la reactivación de los sectores de construcción y manufactura, se atravesó. Sostuvo que “la manufactura no entrará en actividad el lunes 27 porque no estamos preparados”. Para sustentar su posición alegó que la construcción “genera 560.000 viajes al día y la manufactura 567.000 viajes” y que ello generaría “aglomeraciones en el transporte” y riesgo de salud para los trabajadores. Sus cifras contradicen las de la propia Alcaldía. La Encuesta de Secretaría de Movilidad muestra que Transmilenio hace el 18% de todos los viajes de la ciudad, alrededor de 2.5 millones. De esos viajes, solo el 31%, 775.000, son de trabajo. Decir que entre construcción y manufactura hacen 1.127.000 viajes es un despropósito. Además Caracol dice que hay 175 mil trabajadores en Bogotá en el sector de construcción habitacional. Como mucho, serían 350 mil viajes, sin descontar quienes se mueven en bicicleta, motos y pie. En fin, todo el sustento de la posición de López es falso. Si no bastara, el Secretario de Movilidad de Bogotá está en Argentina desde el 17 de marzo. Y desde el 13 abril le pagamos por teletrabajo. El Secretario tendría que estar en la ciudad.

Para rematar, la Alcaldesa aseguró hace unos días que había entregado 1.700.000 mercados. También falso. La cifra real, según la página de Bogotá Solidaria, era solo de 30.000. Al 24 de abril se han entregado 54.770.

Seguramente como resultado de su error de juicio, y con el afán de exculpar sus responsabilidades, la Alcaldesa ha mentido sistemáticamente y ha intentado trasladar sus pecados a otros. Además la cuarentena inició el 24 de marzo, terminaba el 13 de abril y se extendió hasta el 27. La Alcaldía ha tenido más de un mes para prepararse para el fin de la cuarentena y la reactivación de todos los sectores productivos, no solo la manufactura. Ni los empleados ni los empresarios deben pagar su imprevisión.

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