Al finalizar el viernes pasado y luego de mucha agitación alrededor de uno de los proyectos bandera del presidente Gustavo Petro, se radicó en la comisión séptima de la Cámara de representantes el articulado de la reforma a la salud, contando con la firma de los ponentes que pertenecen a los partidos de la U y conservador, los cuales se desligaron de la coalición encargada de apoyar en los debates el proyecto de la ministra Carolina Corcho, por diferencias en el contenido del proyecto y que se han podido conciliar.
Los reparos serios a esta reforma se sintieron desde cuando un grupo de ministros en una carta hicieron las críticas al texto original especialmente en los aspectos de constitucionalidad, el trámite que debe darse y la sostenibilidad fiscal porque como está concebido el costo no se reflejará en mejoría en la salud de los afiliados. Las consecuencias de ese manifiesto se conocen ampliamente, la más sonora fue la salida del ministro de educación Alejandro Gaviria quien ya por su cuenta había anticipado sus reparos teniendo en cuenta sus conocimientos en economía y la experiencia ganada como quiera que fue ministro de salud en el gobierno de Juan Manuel Santos.
Las opiniones del exministro Gaviria se hicieron nuevamente sentir ahora que está por fuera del gobierno y vaticina la quiebra del sistema como se quiere estructurar porque no hay claridad sobre el control al gasto y sin una política farmacéutica consolidada. En sus declaraciones a la prensa también ha dicho que la discusión se ha vuelto ideológica centrada en las EPS por la posición de la ministra y se ha descuidado el bienestar de los pacientes. También se pregunta ¿Dónde están los pacientes, dónde está la gente, dónde está el futuro del sistema de salud, dónde está también la necesidad de seguir administrando y gestionando el sistema que hoy en día en temas de medicamentos tiene problemas?
De la ministra también se oyó a otro aliado del gobierno, el senador Roy Barreras, quien en febrero de este año dijo: Corcho es “ideologizada” y “arrogante” Ella rompe el diálogo, impone sus decisiones, no escucha ni siquiera a sus pares en el gabinete. No escucha a los gremios y los descalifica, y alimenta una reforma revanchista contra lo que llaman la oligarquía.
La reforma que comienza su tránsito en la cámara de representes tiene aspectos positivos entre ellos el fortalecimiento de la atención primaria con énfasis en el medio rural y la dignificación de los trabajadores de la salud, los cuales son valorados como aspectos positivos por todos quienes intervienen en la discusión. Esperemos, si sobrevive esta reforma al trámite legislativo y si la ministra cede en sus posiciones que, al final sea un consenso de las diversas fuerzas políticas que beneficie a los usuarios del sistema y garantice su sostenibilidad.
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