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El acuerdo nacional
Y está bien que se esté en el interés de ese propósito. Es la búsqueda de salidas a tantos deterioros que afectan la existencia de los colombianos. Es una prioridad, la cual debe asumirse con perspectiva de acierto.
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Domingo, 9 de Junio de 2024

Una de las propuestas del presidente Gustavo Petro es la de un acuerdo nacional articulado a las reformas con las cuales se superen los problemas de la nación. Es lo que se deduce de la sustentación expuesta en más de una ocasión. Pero también del lado de la oposición se habla de lo mismo, aunque con diferente ánimo.

Y está bien que se esté en el interés de ese propósito. Es la búsqueda de salidas a tantos deterioros que afectan la existencia de los colombianos. Es una prioridad, la cual debe asumirse con perspectiva de acierto.

Un acuerdo nacional es necesario, pero no de cualquier manera. Y no podría plantearse como una repetición de fracasos ya consumados. No es la reedición de intereses excluyentes o de políticas que han permitido la preservación de la desigualdad y la negación de derechos reconocidos como soportes del desarrollo social en término de dignidad.

Muchos de los promotores de un acuerdo nacional no toman en cuenta los factores negativos predominantes en el país y que son surtidores de los indicadores causantes de la pobreza, la violencia, la corrupción o de un viciado ejercicio de la política.

En el acuerdo nacional deben participar todos los sectores en igualdad de condiciones. Y para garantizar resultados que permitan superar las debilidades acumuladas conviene trazar objetivos que respondan a los anhelos de la comunidad atrapada en las estrecheces de lo vulnerable, de cuyo laberinto busca salir.

La democracia está llamada a ser motor del acuerdo que se reclama. Si se procede bajo su impulso se genera una apertura que fortalece posibilidades y  habrá mayor comprensión respecto a la utilidad de llegar a metas de superación de las adversidades que padecen quienes están arrinconados en la frustraciones propiciadas por la codicia de la mezquindad.

El acuerdo nacional debe contar con la voluntad del Congreso para el mejor cumplimiento de sus responsabilidades. Y estas tienen que estar en función de un trabajo legislativo que interprete las necesidades nacionales, los anhelos del pueblo. Quienes han sido revestidos de poder con el voto de los ciudadanos no pueden seguir en una tarea errática, contraria muchas veces a la voluntad de los electores. Su contribución tiene que responder a la dinámica de la historia y no a los entramados de intereses particulares, con marcada irresponsabilidad y hasta complicidad de algunos con escandalosos negociados.

También les corresponde ser actores del acuerdo nacional a otros sectores que han tenido el manejo del país, pero no han aportado soluciones a los problemas más sentidos. Están en deuda. Y les corresponde reparar sus faltas. Tienen que dejar a un lado la fijación de que sus propuestas son las únicas viables. El saldo de su gestión está en rojo y ahora corresponde entrar en una nueva etapa, no para más de lo mismo, o paños de agua tibia, o paliativo, sino para erradicar males que se crecieron y corregir el rumbo equivocado.

Acuerdo nacional sí, pero para poner en vigencia el Estado social de derecho consagrado en la Constitución del 1991 y para que los bienes de Colombia sean de todos y no de la “mezquina nómina”, como llamaba Alberto Lleras a los dueños del poder.

Puntada

Una prioridad de la Administración de Cúcuta debe ser la lucha contra las bandas criminales. El alcalde Jorge Acevedo debe asumir ese liderazgo.

ciceronflorezm@gmail.com

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