Sin que lo hubiéramos advertido las vías de la ciudad se llenaron de gente que está dedicada al rebusque. 

Estas personas venden dulces, hacen malabares en los cruces, limpian vidrios de los carros, ofrecen una variedad de servicios como venta de alimentos y otros entre los que se destacan los cuidadores de carros en la calle que armados de un palo se constituyen en autoridad y ordenan donde se puede estacionar, pero no responden por los daños y robos que puedan ocurrir, no tienen cómo. 

Los que simplemente piden una limosna, también hacen parte de esta cantidad de personas que buscan una moneda para subsistir. 

Muy rápido pasamos de los personajes que ya estaban reconocidos en las esquinas aun numeroso grupo entre quienes se destacan los inmigrantes venezolanos que llegan empujados por las circunstancias que se conocen ampliamente. 

El rebusque es una modalidad completamente callejera de la informalidad y va más allá que esta porque no están cobijados por la seguridad social como ocurre con los trabajadores informales. 

Según las cifras del DANE, hace rato, mucho rato, nuestra querida ciudad es la campeona en este tipo de ocupación, con cifras que rondan el 70% y distan bastante del 48% del promedio nacional. 

Lo cual significa que hay muchas personas  trabajando a plazos cortos, no tienen un empleo con vinculación a término indefinido, su estabilidad laboral es precaria y con ingresos muy bajos, lo cual incide en forma negativa en el desarrollo de la ciudad. 

No hay suficientes fuentes de empleo, los desocupados en nuestra ciudad también la colocan en el primer lugar con una tasa del 15,3%. 

De tal manera que cuando en Colombia se hable de informalidad en el trabajo y desempleo, se debe echar una mirada hacia la muy valiente y valerosa Villa de San José de Cúcuta. 

Este asunto unido al de la seguridad son críticos y sobre los cuales hay que insistir ante las autoridades, pero a decir verdad, si antes nos hemos quejado de la falta de vigilancia en los sectores céntricos, ahora se nota un mayor presencia de patrulleros de la Policía Nacional, el reporte de las estadísticas de los delitos habrán de decirnos que tanto hemos mejorado, por ejemplo de los 810 robos a persona en un mes de hace un año. Esperemos que las cifras muestren una tendencia a disminuir esas conductas criminales. 

Ahora que la ciudad está adornada de las vallas publicitarias de quienes aspiran a llegar al Senado y Cámara de Representantes, es justo que le preguntemos a estos candidatos, si en estos dos asuntos tan sensibles en la ciudad: ¿Qué propuestas tienen? ¿Cómo solucionarlos? ¿Cómo devolverle a la ciudad su tranquilidad y jalonar el progreso con generación de empleo? 

Esperemos que las respuestas no sean las habituales de una campaña política cargadas de promesas.