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Descansa en paz, Jerónimo...
¿Cómo podemos esperar que estos niños, nacidos en entornos tan adversos, se desarrollen como niños de paz?
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Martes, 12 de Marzo de 2024

Esta falta de respuesta, sin duda, nos convierte en cómplices. Es doloroso constatar que muchos niños no encuentran un lugar seguro, ni siquiera en sus propias casas, colegios, iglesias, parques o barrios.
 
En un país que aboga por la paz, resulta desconcertante observar que los niños parecen no importar, quizás porque no votan, o porque los que sufren son los de la puerta de al lado y no los míos, y es más fácil quedarse callado.
 
Es lamentable que se hable tanto de paz, como si esta pudiera lograrse concediendo concesiones a los líderes de grupos al margen de la ley, en lugar de concentrarse en construir un país en donde se respire tranquilidad en los hogares. Ese debería ser el foco principal de todos nuestros esfuerzos.

Se requiere una inversión sustancial en escuelas de padres, brindando apoyo para que los papás y mamás de hoy cuenten con las herramientas necesarias para afrontar su rol, el cual se torna cada vez más desafiante debido a la avalancha de información a la que nuestros niños están expuestos.

La preparación para tener hijos debería ser tan importante como ir a la escuela o adquirir
educación técnica o universitaria. Es esencial formarse para desempeñar de la mejor manera posible, dentro de las posibilidades existentes y entendiendo que también hay una dosis de suerte involucrada, en el rol como padres de familia.
 
El país aún carece de una política pública efectiva para prevenir los embarazos no deseados. Aunque existen diversas iniciativas dirigidas a la prevención en adolescentes, lamentablemente, estas no logran abarcar el alcance necesario ni reciben los recursos suficientes para generar un cambio significativo.
 
No obstante, esta problemática no se restringe solo a esta población. Personas de todas las edades continúan enfrentando la situación de tener hijos no deseados y, sorprendentemente, este aspecto rara vez se aborda. Por supuesto, este tema no atrae votos, por lo que nunca ha sido una prioridad para los candidatos en los diversos niveles gubernamentales.

La cruda realidad es que, si este tema no se convierte en una prioridad para el país, seguirán naciendo niños en hogares sin amor, donde son maltratados, abusados y explotados.
 
Siempre me pregunto por qué este no es el tema más importante en una campaña. ¿Cómo pueden los presidentes, gobernadores y alcaldes hablar de prosperidad y desarrollo cuando hay tantos seres inocentes que, incluso antes de nacer, ya enfrentan rechazo y maltrato? ¿Cómo podemos esperar que estos niños, nacidos en entornos tan adversos, se desarrollen como niños de paz?
 
Esta columna probablemente no será tan leída como aquellas que abordo escándalos de corrupción. Puedo evidenciar esto en la respuesta que obtengo en mis trinos al abordar temas de niñez, ya que no generan impacto ni tienen alcance en redes sociales. A pesar de este desafío, persistiré en este mensaje y hago un llamado a todos los defensores para que utilicemos estrategias
más agresivas, lleguemos a más personas y logremos sensibilizar a esta sociedad que, lamentablemente, parece ser indolente ante las problemáticas que afectan a los niños.
 
Descansa en paz, Jerónimo.

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