Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Columnistas
De las cosas bonitas de antes…
Los ojos miran al fondo, al hogar de las viejas esperanzas, en donde una ilusión puede hacer que seamos jóvenes para lo antiguo y viejos para lo que no fue.
Authored by
Lunes, 22 de Septiembre de 2025

Cuando buscamos un rostro, un suceso -o un amor- en un recodo del pasado, aparece un lucero encendido, alto, que revela donde queremos volver, como un espejo invertido reflejando escenarios cariñosos.

Los recuerdos son como pájaros migratorios que esperan el viento bueno para retornar y trinar su nostalgia, para tejer su nido en la memoria, volar con sus alas a otro tiempo, y a otro lugar, y posarse en la ventana del alma.

Lo más grato es dejarlos descender -con lentitud- al corazón, conservarlos y, cubrirlos (protegerlos) de azul y de silencio, para que sobrevivan en el imaginario sentimental y no se vayan…sin sembrar su huella.  

Los ojos miran al fondo, al hogar de las viejas esperanzas, en donde una ilusión puede hacer que seamos jóvenes para lo antiguo y viejos para lo que no fue, con el eco tenue de un bolero tarareando en la penumbra.

Y esperan un instante regresivo para contar secretos, rescatar emociones salvadas del naufragio, recogerlas en un escaparate, como el que había antes en las casas, grande, de madera robusta, y guardarlos en el corazón.  

Los amigos, las niñas bonitas que bailaban delicioso y nos enamoraban con su sonrisa media luna, el colegio, el Cúcuta, las calles, los árboles, las exoras, las melcochas, la brisa, el tasajero, las tiendas y las palabras únicas, sopón, apatusquero, pitoso, ¡ála!, toche, en fin, todo, es una sublime añoranza.

Esto de ser viejo es bueno, porque se deleita uno con la pureza de los sentimientos y se nutre de ese dejo de belleza -entrañable- que decora el refugio íntimo, donde se alojan sólo vocablos de gratitud.


Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en  https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion

Temas del Día